BAGDAD,  (AFP) – Miles de militares estadounidenses e iraquíes proseguían ayer su mayor ofensiva contra los feudos de Al Qaida en la provincia de Diyala, en el noreste de Irak, donde al menos 30 rebeldes murieron al día siguiente de un sangriento atentado en Bagdad.

 En ese atentado, el más sangriento desde hace dos meses en la capital iraquí, 87 personas murieron y 242 resultaron heridas por la explosión de un camión bomba cerca de una mezquita chiita del centro de la ciudad, según un balance corregido al alza el miércoles.

 «El camión contenía media tonelada de TNT y unas 50 bombonas de gas», afirmó el general de brigada iraquí Qasim Atta. «Fue un atentado suicida cometido por un hombre que habría podido hacerse explotar en cualquier otro lugar», añadió en una conferencia de prensa en la capital.

 Mientras tanto en Diyala, el general estadounidense Mick Bednarek subrayó que la operación «Arrowhead Ripper» instaurada el martes en esa provincia «no ha hecho más que comenzar».

 «Vamos a golpear a Al Qaida sin descanso. Esos criminales no estarán al seguro en ningún lugar, ni podrán esconderse en Diyala», advirtió el militar en un comunicado.

 Asimismo, otra nota del ejército estadounidense señaló que el cuerpo expedicionario Relámpago proseguía el miércoles con su ofensiva «en la capital y en los alrededores de la provincia de Diyala, en el marco de las medidas represivas contra los terroristas de Al Qaida que operan en la región».

 «La gente en Diyala está cansada de la violencia y del terror que esos criminales de Al Qaida han traído a su provincia y cooperan con nosotros para echarlos», afirmó el general Bednarek.

 Durante la primera jornada de la ofensiva militar más importante en Irak desde la invasión estadounidense de Faluya (sur) en el 2004, se descubrieron también 14 artefactos explosivos.

 El martes también se vio marcado por la muerte de un militar estadounidense del cuerpo expedicionario Relámpago, que murió como consecuencia de la heridas recibidas en una explosión ocurrida cerca de su vehículo.

 En Baquba, la capital de Diyala y bastión de Al Qaida, los militares descubrieron «al menos dos escondites de armas con granadas, lanzacohetes, municiones de varios calibres y explosivos», agregó el ejército estadounidense.