Siguen confrontación entre Chávez-Igleisa

Siguen confrontación entre Chávez-Igleisa

CARACAS (AFP).- La confrontación entre el presidente Hugo Chávez y la cúpula de la Iglesia Católica se intensificó en los últimos días en Venezuela con un debate marcado por insultos y detonado cuando el único cardenal venezolano llamó públicamente a desconocer al gobernante.

El cardenal José Rosario Castillo Lara aseguró este martes que mantendrá su llamado a enfrentar al Gobierno, a pesar de las agrias descalificaciones que hiciera Chávez en su contra.

«A las afirmaciones de ese señor yo no le doy ninguna importancia y no creo que valga la pena perder el tiempo en esas cosas», aseguró Castillo Lara, uno de los más influyentes jerarcas de la iglesia ahora retirado, y enconado crítico de la actual gestión.

«Para mí es como si hubiera entrado en un manicomio y un loco me hubiera dicho cualquier cosa», apuntó Castillo Lara, quien aseguró que el jefe de Estado «no le da miedo» y que el actual gobierno es una «dictadura».

Chávez calificó el domingo de «bandido», «golpista» e «inmoral que da tristeza» a Castillo Lara luego de que el purpurado calificara a las próximas elecciones de «pantomima» y llamara a desconocer al Gobierno en una entrevista publicada en un diario caraqueño, apelando al artículo 350 de la Constitución bolivariana de 1999.

Ese artículo establece que el pueblo venezolano debe «desconocer cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos».

La abierta confrontación también involucró a otros jerarcas de la iglesia que defendieron a Castillo Lara y a partidos opositores que aseguraron que Chávez cometió «difamación» y «calumnia» por fustigar al purpurado.

La confrontación entre los obispos y Chávez empezó a menos de cuatro meses de iniciada su gestión, en 1999, cuando los purpurados llamaron a rechazar la nueva Constitución bolivariana y el presidente los calificó de «diablos con sotana».

Llegó a su punto más álgido cuando el fallecido cardenal Ignacio Velazco apoyó el decreto que disolvió todos los poderes públicos durante el fugaz golpe de Estado contra Chávez en abril de 2002.

Según el presidente, el cardenal estuvo en la isla la Orchila donde los militares golpistas lo mantenían preso, supuestamente presionándolo para que renunciara y saliera de Venezuela.

La actitud de la conservadora jerarquía eclesiástica fue cuestionada por algunos miembros del clero que apoyaron al Gobierno.

El padre Jesús Gazo, conocido como el «confesor de Chávez», descartó a la AFP que exista un «quiebre» en la iglesia católica de Venezuela, pero señaló que existen «tendencias que tienen consecuencias políticas directas en todos sus sectores».

Chávez, quien preoconiza un gobierno «revolucionario» llamado a instalar un modelo socialista en el país, asegura que su Gobierno «es el que más ha sido apegado a Cristo» en Venezuela.

La última encuesta de Datanálisis arrojó que 80% de los venezolanos confía en la Iglesia Católica, mientras que Chávez goza de la confianza de 71,2%.

La postura irreductible del cardenal Castillo Lara contrasta con la del empresariado de Fedecámaras y políticos de algunos partidos opositores, que han dejado de lado posturas conspirativas e insurreccionales y se muestran dispuestos a aceptar las reglas de juego vigentes.

La Conferencia Episcopal de Venezuela denunció en su reunión anual celebrada en Caracas la semana pasada la «siembra de odios», que ha resultado en «una polarización y un malestar interior que condicionan las percepciones y juicios sobre toda la realidad social, y que dificultan el diálogo, el consenso y la colaboración».

Aunque la religión católica no es oficial en Venezuela, el Estado venezolano participa en el financiamiento de los colegios y otras instituciones católicas en el país.

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