Las largas filas bajo el sol y la falta de información continúan generando malestar en los ciudadanos que acuden a la Dirección General de Pasaportes, donde se quejaron que realizar cualquier procedimiento implica perder casi todo el día.
Indicaron que, a pesar de la falla eléctrica que afectó las operaciones el pasado miércoles, la lentitud y falta de comunicación en los procesos es habitual.
Muchos usuarios también manifestaron su descontento y temor de no recibir el servicio VIP que les garantiza la entrega del pasaporte en tres horas tras la captura de los datos biométricos. “Es un servicio VIP que yo estoy pagando, porque necesito el pasaporte para rápido y no los están entregando rápido. Dijeron que para el lunes”, reclamó una de las usuarias que esperaba ser asistida.
Como ella más personas se quejaron de la falta de compromiso de la institución con los usuarios al cobrar un servicio “preferencial” y no cumplirlo.
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Respuesta autoridades
Ante el disgusto de las personas, Alexandra Abreu, del departamento de comunicaciones, se acercó a los usuarios y les aseguró que los pasaportes del servicio VIP serían entregados en el tiempo correspondiente. Las palabras de Abreu provocaron más confusión y desconfianza en los usuarios, ya que les había dicho antes que los pasaportes VIP serían entregados el lunes.
Por otro lado, la directora de comunicaciones, Rocío Quiroz, dijo que los retrasos provocados por la falta de electricidad fueron resueltos y aseguró quienes quedaron pendientes del día anterior para la captura de huellas y fotografía fueron agendados para ayer a la misma hora de su cita original. “También nos pasó con la entrega (de pasaportes), que tuvimos que suspender a las 6:00 de la tarde -del miércoles- pero ya en el día de hoy reanudamos todas las entregas”, explicó Quiroz.
Aclaró que las largas filas se deben al sistema de citas bajo con el que trabajan y el hecho de que muchos deciden llegar dos o tres horas antes de la hora programada. Se desesperan, dijo, y llegan a las 7:00 de la mañana creyendo que sigue la vieja práctica de entrar sin horario.