POR NARCISO PEREZ
SANTIAGO.- Cansadas de soportar mucho frío y extrañar la comida y la música típica dominicana, las señoras Marisol Guzmán Santos, de Moca y Wendy Camilo, de Bonao, dejaron temporalmente los Estados Unidos y volvieron a la República Dominicana, a visitar sus familiares en estas Navidades.

Camilo, madre de dos niños y con más de 12 años residiendo en Indianápolis, también dijo que tuvo que tomar dos aviones para llegar a esta ciudad, “pero no importa el sacrificio, porque tenía que estar con mi gente que mucha falta me hace”.

Dijo que cuando en los Estados Unidos suele pensar en las costumbres dominicanas, se pone nostálgica y triste.

“Le echo de menos a mis gentes, a la comida y a la música. Es un amor que llevamos dentro por nuestra patria. El dominicano es dominicano donde quiera que vaya”, expresó Camilo.

Refirió que desde pequeñita su padre le hizo viaje para Indianápolis y que tras cursar estudios secundarios, consiguió trabajo en una empresa de computadoras.

Dijo que todo dominicano que logra llegar a Estados Unidos, si domina el idioma inglés y se porta bien, consigue buenos trabajos.

De su lado, la señora Guzmán Santos, nativa de la sección Juan López, provincia Espaillat, con 28 años residiendo en Providence, Boston, dijo que no puede pasar más de dos años sin venir a celebrar las Navidades a su terruño que le vio nacer.

“El puerco asado, los aguilnaldos, las mañanitas y las fiestas de despedida de año son cosas que no se celebran igual en Estados Unidos”, explicó.

A la llegada de los dominicanos por la terminal del Aeropuerto Internacional del Cibao, sus familiares les esperan con una cerveza, una botella de ron y con música.

“Aunque sea por poco tiempo, es bueno que nuestras gentes no se olviden de nosotros”, comentó el agricultor Pedro Soriano, quien estuvo recogiendo a dos sobrinos.  Soriano es nativo del municipio de Tamboril.