El desmantelamiento de las barandillas del puente Francisco del Rosario Sánchez continúa sin que las autoridades intervengan para detener la práctica que pone en peligro la vida de quienes transitan por allí.
El puente, mejor conocido como el puente de la 17, es objeto de saqueo por desaprensivos que utilizan las barandas de protección para la venta y en ocasiones para la fabricación de armas blancas.
Existe un peligro palpable para los niños y adultos que utilizan el peatonal, ya que los constantes robos de los metales dejan espacios entre las barandas. Cualquiera puede caer al vacío.
El abandono y la falta de mantenimiento por parte del Ministerio de Obras Públicas se puede observar en el estado de los barrotes y las barandillas que se están a ambos lados del puente.
El levantamiento de las barandas obstaculiza el libre tránsito de los transeúntes y podrían ser objeto de lesiones graves.
Las barandillas son dejadas así por los ladrones, quienes las levantan con el objetivo de arrancarlas más fácilmente cuando vuelvan por ellas.
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Sin seguridad
La falta de seguridad y vigilancia por parte de la Policía Nacional ha permitido que el robo a la estructura vial se haya incrementado. El puente, construido en 1973, presenta daños no sólo en su estructura, sino también en la pavimentación. Los barrios que están en su alrededor son Los Tres Brazos, Gualey, Los Guandules y el Dique. Debido a la gran población de ambos lados es frecuente la circulación de personas.