Siguiendo con las frases ingeniosas

Siguiendo con las frases ingeniosas

En mi querido barrio de San Miguel vivió el propietario de una pequeña tienda de calzados, de nacionalidad puertorriqueña.

De constitución física robusta, sólida cultura que se ponía de manifiesto en la riqueza de su vocabulario, el comerciante era poseedor de un gran sentido del humor.

Al escuchar una noche a su esposa afirmar que estaba sumamente cansada de su jornada laboral de ama de casa, y de dependienta en el negocio, respondió: “pues si estás tan cansada, siéntate o acuéstate”.

Muchas de las formas que usa el dominicano para describir a los hombres homosexuales, contienen carga de humor. Con frecuencia oímos decir que a fulano le gusta la carne de cocote, o que perencejo es aficionado a ponerse los hombres de mochila”. Una hermosa amiga, condiscípula de mis años de estudio de Derecho, era de una exagerada vanidad.

Tanto era así, que una vez le aconsejé que rompiera su espejo, como dice parte de la letra de un bello bolero del compositor mexicano Luis Arcaraz. Finaliza la canción señalando el autor que sería una forma de dejar de sufrir la altivez de su amada.

La engreída fémina me dijo un día que estaba muy deprimida, porque sólo tenía siete pretendientes.

Al señalarle que era un buen average amoroso, replicó que nunca había bajado su récord “gustámbrico” de doce cortejantes.

Cuando Yvelisse impartía docencia en la Universidad Autónoma en los años de la década del setenta, una alumna le mostró dos ejemplares de mis libros.

Y al decirle que los relatos que contenían mostraban al autor como un hombre mundano y bohemio, la combativa maestra respondió:

-Hija mía, es una lástima que no tengas edad suficiente para saber que cuando un hombre escribe sus memorias, es porque está retirado.

En los primeros meses de nuestro matrimonio mi cónyuge se mostró excesivamente celosa, por lo que en una ocasión le dije que mi fealdad era una garantía de fidelidad.

-Eso no es cierto, porque no puede ser que yo sea la única mujer en este país con mal gusto- dijo, con tono enfático, rotundo y convincente.

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