Silencio raptores de dominicano en Colombia crea incertidumbre

Silencio raptores de dominicano en Colombia crea incertidumbre

Esto es devastador, es horrible! Así describe Margarita Betancourt su situación y la de su familia tras el secuestro, hace un mes, de su esposo José Rafael Sánchez, un ingeniero dominicano  dedicado al cultivo de flores en Minca, poblado ubicado a corta distancia de la ciudad turística colombiana de Santa Marta.

Hasta ahora, nada se sabe de Rafael Sánchez ni de sus captores, y ese silencio casi la enloquece.

Intentaron extorsionarlo.  Reveló que previo al secuestro,  su esposo se resistió a la extorsión  que delincuentes comunes que operan en la zona, le hacen a los propietarios de fincas y de negocios, obligándolos a pagar una “vacuna”. Afirma que el error de “Rafa”, como  le llama, fue no comentarle nada a ella.

“A él lo habían llamado varias veces y le habían dicho que tenía que darles plata, y fue un error no decir nada porque enseguida eso pasó, debimos haber avisado al Gaula (Grupo de Acción Unificada por la Libertad Personal ) y se habría evitado todo este desastre”, afirmó.

Silencio que desespera. Afectada por un cáncer que hace cuatro años le costó un riñón, y con recomendación médica  de que debe estar tranquila, Margarita dice que tiene que hacer un esfuerzo sobrehumano para no caer, porque el silencio de los secuestradores de su esposo y la salud de éste la desesperan.

En su desesperación, está haciendo de todo: llamar todos los días al celular de su esposo a ver si responden;  reunir alguna “plata” por si  llaman pidiendo rescate, y  enviarle mensajes por los dos programas radiales de mayor audiencia popular, diciéndoles cómo le han cambiado la vida a su familia desde el rapto.

Las autoridades. La señora Betancourt  dice sentirse agradecida por el    trabajo que están realizando las autoridades encabezadas por el capitán Víctor Javier  Reyes Reyes, jefe de la Policía de Magdalena, y  del   interés mostrado por el cuerpo diplomático y el pueblo dominicano.

Hay pistas. Informó que hay sospechosos detenidos y se investiga por todas partes.

 “Yo sé que ellos tienen pistas  pero como esos son trabajos de inteligencia no me lo van a decir para no entorpecer, pero sí me han dicho que están trabajando para traerlo pronto en libertad”, señaló.

Agregó que las autoridades le han dicho que el silencio de los   secuestradores obedece a que saben de los operativos en su búsqueda y porque saben que su llamadas podrían ser gravadas, pero que en cualquier momento volverán a contactarla.

 Trabajo honesto.  Betancourt aseguró que ellos no son personas adinerada, y que lo que tienen lo han conseguido “con trabajo honesto” y préstamos bancarios, por lo que en medio de esta incertidumbre tienen que continuar trabajando para cumplir con los compromisos bancarios.

 Una familia unida. Aseguró tener  una familia muy unida que hoy está horriblemente afectada por el secuestro de su esposo, a quien  dijo, “todos quieren entrañablemente”.

  Dijo que entre todos han logrado reunir algo de “plata”, esperanzados en que los secuestradores llamen, y confiados en que su esposo está bien.

Plegaria. La señora Betancourt pidió la oración de todos por un  final feliz.

Un testimonio; un desconcierto

El excónsul honorario  de la República Dominicana en Barranquilla,  Colombia, Félix Ortiz, definió al ingeniero José Rafael Sánchez, su amigo por más de 10 años, como una persona “honesta y trabajadora cien por ciento”, y puso en duda que su secuestro obedezca a otra causa que no sea la delincuencia.

 Dijo que “lo más desconcertante” para los familiares y y relacionados de Sánchez, es que a un mes de su rapto las autoridades no han informado nada sobre el caso.

Ortiz respondió así al ser entrevistado por la vía telefónica.

“No sabemos absolutamente nada, no podemos investigar tampoco, la Policía dice que esta investigando pero en un mes  no ha dado por lo menos un resultado preliminar del asunto”, dijo un tanto apesadumbrado.

Refirió que las relaciones entre él y Sánchez eran fluidas, y tenía frecuentemente contacto con él.

“Yo  cenaba en su casa o iba a la finca, o el venia a mi casa y nos sentábamos a conversar. La última vez que nos vimos, hacía unos 10 días antes de su secuestro, estuvimos juntos tomándonos un café”.

 Dijo que se conocieron en el 2000 cuando él llegó como Cónsul.

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