Símbolo de ciudadano probo, de solidaridad y compromiso

Símbolo de ciudadano probo, de solidaridad y compromiso

Como buen samaritano, no pasaba de largo ante una necesidad humana. A manos llenas prodigaba amor y pan, una solidaridad sin fronteras que a Tomás Antonio Isa Isa (Tony) llevaron a las lomas y llanos de San José de Ocoa, a diversos escenarios en los que desplegó su vocación de servicio, su entrega a la acción comunitaria para mejorar las condiciones de vida de los pobres.
Su generosidad fue proverbial, tanto que no solo daba hasta que doliera, como la Madre Teresa de Calcuta aconsejaba, él daba sin dolor, más bien con gozo, con la satisfacción de ayudar ante una necesidad. Lo que sí le dolían en carne propia eran la ignorancia y la pobreza, y por eso luchó tesoneramente para erradicarlas.
Tony Isa no ayudaba únicamente a los pobres, a todos inspiraban sus enseñanzas de vida. Personificó la integridad, fue ejemplo de ética y amor al trabajo, convirtiéndose en un emprendedor empresario al que no cegó la ambición del dinero ni fue presa del materialismo que destierra a Dios y corroe la espiritualidad.
Sencillo, humilde, paciente, con una sonrisa eterna aun en medio de las dificultades propias y de las ajenas que hacía suyas.
De su desprendimiento, dejó testimonio Juan Ramón Báez (Mon), quien en su libro “Sueños y realidades de 20 años”, lo define como persona esforzada, tenaz y amable, “cuya sensibilidad lo ha llevado al extremo de sacrificar parte de su fortuna personal en favor de personas necesitadas de nuestro pueblo”.

Desde muy joven se consagró a la labor social. Estuvo entre los ocoeños que con el padre José Antonio Curcio fundaron en 1962 la Junta para el Desarrollo de San José de Ocoa, de la que fue su primer presidente. A partir de 1965 intensificó su rol de activista social al lado de su entrañable amigo, el padre Luis Quinn, en la colosal obra que el sacerdote desarrolló en esa provincia.
Enseñar con el ejemplo. En la sociedad dominicana hay y ha habido prototipos de munícipes comprometidos con el bien común, de funcionarios honestos, ciudadanos responsables, conscientes de sus deberes y derechos. Existen ejemplos de cristianos auténticos, de vidas que transitan por los caminos de Dios, lo que el padre Samuel Casilla estimó importantísimo para la evangelización.
“Los pueblos que tienen hombres y mujeres que son símbolos -dijo- deben ponerlos en cada esquina para que la gente, los jóvenes los conozcan, porque la sociedad aprende a través de ejemplos, no de palabras”.
Curiosamente -agregó-, las lecturas de hoy nos ayudan a entender qué es la salvación de Dios y cuál es el camino a la salvación, por qué celebramos la pascua de Tony, el paso de su vida terrena a la vida con Dios.
La salvación no es un concepto aéreo -expresó-, es vivir como Dios, entrar por la puerta estrecha. Tony pudo haber vivido en cualquier ciudad del mundo sin problemas, y se quedó en Ocoa, en el Ocoa de aquel tiempo, y pudo haber vivido solo su vida de fe, ir a misa, comulgar, no fue así, él eligió la vida de Dios, y vino el esfuerzo, tuvo que aceptar incomprensiones, dificultades, tener que dejar asuntos personales para asistir a otros.
El sacerdote pronunció la homilía en una misa oficiada el pasado 25 de agosto con el párroco de Ocoa, Felo Rodríguez, a la memoria de Isa Isa, en el inicio de los actos con los que Ocoa conmemoró el 25 aniversario de su fallecimiento.
Sus valores. La sociedad de hoy está exigiendo valores, dijo Carlos Mejía, presidente de la Asociación para el Desarrollo de San José de Ocoa, al referirse a los principios que Tony Isa encarnó, calificándolo como un ser humano excepcional, fundamental para el desarrollo integral de Ocoa.
“Tuve la dicha de pasar miles de horas en las lomas de Ocoa con Tony, al que puedo describir como filántropo, amor por los demás, solidaridad, servicio voluntario, fe y obra, integridad”.

“La mejor forma de recordarlo es ponerse las botas que él se puso y caminar sobre sus huellas”, exclamó el magistrado José Manuel Arias, coordinador, junto a José Francisco Aguasvivas y Manolo Féliz, de la comisión organizadora de los actos, aprobados a unanimidad por el cabildo de Ocoa.
“No estamos promoviendo este acto para complacer a la familia, somos nosotros los ocoeños los que queremos rendirle tributo eterno”, precisó Arias, quien dio testimonio de que “cuando se hablaba de ayudar a los demás nunca faltó la mano solidaria y amiga de este hombre extraordinario, poseedor de un espíritu de entrega a toda prueba, por lo que los ocoeños siempre le dispensaron cariño, admiración y respeto”.
Munícipe por antonomasia. A nombre de la familia, agradeció el reconocimiento su sobrino Jorge Subero Isa, expresidente de la Suprema Corte de Justicia, definiéndolo como el munícipe por antonomasia, porque si hubo una persona comprometida con su comunidad ese era Tony Isa.
“Un hombre bondadoso, generoso, que podía ser millonario porque tenía los negocios más prósperos y mejores del pueblo, el problema de él no era económico, su problema era el bienestar de los demás”.
Por eso, al padre Luis le afectó tanto su muerte, como afirmara hace 25 años en su funeral: “yo dije, Mon Báez lo recordó después al morir el padre Luis, que entre el padre Luis y tío Tony se creó un vínculo tan estrecho que cuando se confesaba no se sabía cuál era el confesor y cual el confesado. No me cabe la menor duda que muchas veces fue el padre Luis quien se confesó con tío Tony”.
Juan Sajiún Isa, asesor del alcalde ocoeño, expresó: “la posición de nosotros por el vínculo familiar es muy difícil, somos los menos llamados a hablar de tío Tony. Nos sentimos orgullosos de que sean ustedes los ocoeños que le hagan este reconocimiento y se conozca la trayectoria del que siempre llamé “el hombre de la sonrisa y el silencio, era muy pausado, ecuánime, siempre tenía una sonrisa a flor de labio”.
“A donde tú estés, si me escuchas, sabrás que siempre vas a vivir en nuestros corazones”.

 

Tony Isa permanece en el recuerdo de la sociedad ocoeña
La comunidad ocoeña no esperó que Tony Isa terminara su existencia terrenal para reconocer sus méritos. Y es que en él “se cumple a la perfección la sentencia lapidaria del poeta Manuel del Cabral, cuando expresara que: “hay muertos que van subiendo cuando más su ataúd baja”, afirma José Manuel Arias en el libro de su autoría “Cómplices de la Historia”.
Ocoa nunca ha olvidado el legado de Tony, no obstante quiso desplegar su vida como un estandarte para que sirva de ejemplo a las nuevas generaciones, como paradigma de esa provincia y de toda la sociedad dominicana.
No lo olvido, como expresó su sobrino Jorge Subero Isa, “no hubo que esperar 25 años para saber la grandeza de tío Tony, desde antes, desde vivo se sabía quien era Tony Isa, y me viene a la mente, lo que dijo Federico Henríquez y Carvajal cuando los funerales de su íntimo amigo, el maestro Hostos, dijo: “Oh América infeliz que solo te acuerdas de tus grandes vivos cuando son sus grandes muertos”. Tío Tony no necesito estar muerto para recordarlo como gran vivo. A ustedes, al pueblo de Ocoa que se ha manifestado desde hace más de 25 años de apoyo a la memoria de tío Tony, muchas gracias, a las autoridades del municipio, del ayuntamiento, muchas gracias, reitero mi agradecimiento al magistrado José Miguel Arias por ese compromiso”. “Quiero agradecer también la bendición del padre Casilla, que nos recordó la presencia de Dios, soy de los que cree que uno de los grandes problemas que asume la humanidad en la actualidad es que nos hemos olvidado de Dios. Hubo una época en que el hombre y la mujer se sentían vigilados por la presencia de Dios, un disuasivo para no hacer las cosas mal hechas, hoy en día como creemos que no nos vigilan, entonces por eso cometemos tantas barbaridades”.
Francisco Casado Arias, maestro de ceremonias, resaltó las virtudes del homenajeado, al anunciar el develizamiento en el salón parroquial de la efigie en bronce y mármol. Deslizaron el lienzo sus hijas Theany Emilia y Altagracia Emilia Isa Castillo, en presencia de autoridades y parientes y un nutrido público.
Entre los asistentes fue distribuido el citado libro de Arias, quien agradeció el patrocinio del senador Pedro Alegría, la colaboración de la empresa Marmotech, que donó la efigie, y los aportes de otros munícipes para hacer realidad el tributo a “uno de los ocoeños que más ha aportado a este pueblo”.

LAS CLAVES
1. Activista social
Tomás Antonio Isa fue un gran activista social en iniciativas surgidas desde la Iglesia Católica en Ocoa. Se encontraba entre los jóvenes ocoeños que en 1958 fundó la Sociedad San Vicente de Paúl, de la que fue su primer presidente, entidad que 50 años después sigue dando frutos. Trabajó intensamente en la creación del Hogar de Ancianos San Antonio, ideado por el padre Roberto Hymus, del que fue incansable colaborador.
2. Centro Padre Arturo
Asimismo, estuvo entre los munícipes ocoeños que, a principios de los años 60 del siglo XX, acompañaron al sacerdote Arturo Mackinnon en la fundación del colegio Nuestra Señora de la Altagracia y el Centro Educativo Padre Arturo.
3. A servir, no a servirse
Tony Isa ocupó posiciones públicas importantes en el Consejo Estatal del Azúcar, donde fue a servir, no a servirse, dando probadas muestras de honestidad y laboriosidad. Fue diputado reformista, destacándose por ser respetuoso de las ideas de los demás y su ardiente defensa a las mejores causas nacionales y la promoción de proyectos en beneficio de Ocoa.
4. Evocaciones
En su libro “Sueños y Realidades de 20 años”, Juan Ramón Báez evoca el infatigable trabajo comunitario de Tony Isa, las gestiones en la promoción y ejecución de proyectos, la ardiente defensa al padre Luis cuando era objeto de represión. Representantes de Ocoa acudieron en 1974 ante las más altas autoridades del Servicio de Seguridad Nacional, en Santo Domingo, dejando claro la diafanidad de las actuaciones del padre Luis Quinn y desenmascarando a los que pretendían echar lodo sobre la conducta del sacerdote, “el Hombre-Sol de nuestro pueblo”. En la comisión estaba Tony Isa, quien frente a las autoridades militares exclamó: “Si el padre Luis es comunista yo también lo soy”.

 

Familia
Tomás Antonio Isa Isa nació en San Pedro de Macorís en 1929, a los cinco años de edad emigró junto a su familia a Ocoa, del que hizo su pueblo. Falleció en un accidente automovilístico el 27 de agosto del 1994. Es el penúltimo de once hijos e hijas procreados por Jorge Elías Isa y Emilia Isa, comerciantes libanes.
“Once hijos criados con la bendición de Dios; hoy brillan por su ausencia las dos sobrevivientes, mi querida tía Elsa y mi adorada tía Titina, a las que razones ajenas a su voluntad, principalmente de salud, impiden estar aquí con ustedes, expresó Jorge Subero Isa. “Y confieso que estuve a punto de no poder contener las lágrimas cuando muchos de los presentes me preguntaban dónde está la comadre Titina, ¡cuántos compadres, cuantas comadres, cuántos ahijados, tiene aquí en el pueblo, creo que ella no los conoce!”.

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