Rrío de Janeiro.-Simone Biles lució inmune a la presión y la atención. Dínamica en el caballete, natural en el la barra, impecable en el piso y brillante en general. Y ahora, finalmente, campeona olímpica.
La estadounidense de 19 años acometió el jueves para llevarse el título en el curso completo, y de paso puso en evidencia la brecha entre ella y el resto del mundo bajo los reflectores olímpicos. Su puntuación total de 62.198 fue muy superior a la de la medallista de plata, su compatriota Aly Raisman, y la rusa ganadora del bronce Aliya Mustafina.
Biles se convirtió apenas en la cuarta estadounidense seguida en ganar la presea dorada en el curso completo y la quinta en general en una jornada en que consolidó su reputación como la mejor de su generación y quizá de la historia.
La joven gimnasta rompió en llanto cuando su puntuación final fue anunciada y su largo camino llegaba a su fin, por ahora. Biles ha dominado la gimnasia por los últimos tres años con 15 medallas de campeonatos mundiales —10 de ellas doradas— con rutinas tan impresionantes en su mezcla de ambición y precisión que la campeona olímpica de 1984 Mary Lou Retton la llamó “la mejor gimnasta que yo haya visto”.
Una última prueba la esperaba en Brasil, una lucha no tanto entre Biles y el resto de las competidoras, sino entre ella y la carga de altas expectativas. Cualquier otro tresultado que no hubiera implicado llevar el oro de vuelta a casa en Spring, Texas, habría sido decepcionante.
La chica adoptada por sus abuelos siendo pequeña y descubierta por la madre de la entrenadora Aimee Boorman durante una visita al gimnasio en el que Boorman entrenaba se ha convertido en toda una fuerza. No ha perdido una competencia de curso completo desde el verano de 2013, una racha ganadora que bien se puede extender hasta donde Biles lo desee.