Simplifique su trabajo

Simplifique su trabajo

Cuando más se complica nuestra vida, más necesitamos recuperar la simplicidad y poner orden en el caos creado por la agitación y el frenesí de nuestra existencia. Este orden no sólo nos libera de complicaciones sino que conduce a un estado de bienestar y de disfrute de detalles llenos de contenido que no sabemos apreciar.

Es lo que afirma la terapeuta y divulgadora neoyorquina Elaine St. James, autora del libro “Simplifica tu vida”, quien propone algunos sencillos consejos para hacer realidad el lema de “trabajar para vivir, en vez de vivir para trabajar”.

— Suelte el lastre de memorándums, dietarios y libretas.

Si vive dominado por un complicado sistema de organización del tiempo, repleto de listas de cosas por hacer, gestiones, control de progresos, prioridades, citas y otros asuntos de su vida profesional, y vive rellenando y leyendo agendas, post-its, cuadernos de notas, carpetas, es hora de considerar que puede hacer para cambiar la situación y retomar las riendas de su vida.

Entre los extremos del mamotreto gigantesco que crece día a día y resulta difícil de manejar  y la agenda de citas que cabe en un bolsillo pero queda arrinconada en un extremo del escritorio, existen un sistema y tamaño ideal para que usted organice su vida laboral, aliviando su trabajo en vez de aumentarlo. Pruebe hasta descubrirlo, bajo la consigna de “cuanto más simple mejor”.

– Haga lo que realmente quiere hacer.

Pocas cosas nos complican tanto como pasar ocho a diez horas en un trabajo que no nos gusta o haciendo algo que no queremos.

Sencillamente tome la decisión de realizar el cambio y póngalo e marcha. El proceso precisará de investigación previa, nuevos contactos, quizá volver a estudiar, trasladarse a otra zona y en algunos casos volver a empezar.

Si no sabe lo que quiere, debe averiguarlo, lo que puede conllevar indagaciones, pruebas, consultas, experimentos y descubrir la mejor manera de hacerlo.

Aunque la tarea de llegar a hacer lo que le apetece pueda llevarle meses, o incluso años, siempre valdrá la pena cualquier complicación que se sufra para llegar a ese punto.

– Corra menos y disfrute más.

La idea de “no deje para la mañana lo que pueda hacer hoy” puede convertirse en una trampa en el terreno laboral, si supone estar continuamente sometido a una presión innecesaria, lo cual produce ansiedad y no resulta nada divertido.  

Aprenda a darle distintas prioridades a sus llamadas telefónicas. No hay que contestarlas todas de inmediato: algunas pueden esperar un día o dos, otras una semana y algunas no hace falta responderlas.

Además, si aprende a planificar sus proyectos con mayor realismo, doblando el tiempo previsto para determinadas tareas, no sólo le resultará más fácil finalizar las cosas a tiempo, sino que el trabajo le generará menos estrés, puesto que ya no supondrá una carrera contrarreloj.

Reserve un tiempo en su planificación –por lo menos una hora al día- para interrupciones tales como llamadas telefónicas, reuniones inesperadas, búsqueda de documentos perdidos y otros “ladrones de tiempo”, que no se pueden evitar, pero pocas veces se toman en cuenta. 

— Elimine las tareas colaterales.

El trabajo no productivo es el tiempo que dedicamos a sacar punta a los lápices, limpiar los escritorios, hacer llamadas innecesarias, ir a por otra taza de café, organizar la agenda, hacer informes, reunir datos y otras ocupaciones que nos convencemos de que hay que hacer antes de dedicarnos al trabajo real.

Hay una gran dosis de trabajo no productivo que es innecesario, se puede evitar y sólo efectuamos por dos razones: porque no queremos hacer lo que deberíamos estar haciendo, o porque no tenemos nada que hacer y queremos aparentar estar ocupados.

Si se establecen prioridades antes de iniciar el trabajo y no se hace nada que no esté en la lista se elimina gran parte del trabajo colateral, un fenómeno que hace que parezca imprescindible permanecer entre diez y doce horas en el trabajo.

— Trabaje menos… para rendir más.

Si trabaja por cuenta propia, intente reducir su jornada laboral en un 10 por ciento: planifíquela para finalizarla una hora antes. Le sorprenderá lo fácil que puede resultarle y lo poco que afecta su productividad. ¡Incluso la aumentará!.

Gradualmente puede reducir una hora más, con muy poca reducción de la productividad y un gran aumento de su satisfacción.

Trabajar menos, aunque al principio sólo se reduzcan un par de horas de uno o dos días a la semana- es una manera realista de que su jornada laboral cunda más.

Este resultado paradójico se debe a que de ese modo se eliminan presión, estrés, ansiedad y el cansancio acumulado, a la vez que aumenta el bienestar, se llega a todos los lugares caminando en vez de corriendo, y se tiende a establecer prioridades, organizar el trabajo con más realismo, y eliminar las actividades superfluas. EFE-Reportajes

Publicaciones Relacionadas

Más leídas