WhatsApp es una aplicación móvil de mensajería que puede ser descargada y utilizada con los teléfonos inteligentes con acceso a Internet. Además de enviar mensajes de texto instantáneos, la aplicación permite el intercambio de una gran variedad de archivos multimedia, incluyendo imágenes, archivos de vídeo y mensajes de voz.
Este servicio de mensajería tiene su cara positiva si se utiliza de forma racional, al tratarse de una forma de comunicación gratuita y rápida, pero el uso indebido del servicio de mensajes Whatsapp puede ser peligroso porque crea adicción en algunas personas y en otras deja huellas difíciles de controlar y borrar.
Pero tal han sido los avances de las tecnologías y, tan progresivo el uso de este medio de mensajería instantánea, que hasta en el campo de la medicina, desde los doctores más jóvenes hasta los más avanzados de edad, ya están a la vanguardia con el uso de esta aplicación y he podido ver como ellos mismos (los doctores) te dicen que cualquier cosa le escribas por whatsapp, porque muchas de esas consultas que antes le hacían telefónicamente, ahora las están resolviendo a través de este sistema.
En un principio todo puede parecer bueno en cuanto a la funcionalidad de esta aplicación en los dispositivos móviles para un uso clínico, y es que acciones como enviar un archivo de audio y ser integrado en la historia clínica, o reexpedirlo para la valoración por parte de otro médico, son posibles a través de Whatsapp.
Sin embargo, no todo van a ser alabanzas al manejo de esta aplicación para realizar consultas médicas, hay algunas sombras, porque las consultas por esta vía implican analizar no solamente que necesidades y funcionalidades son requeridas por parte del médico, sino también el riesgo que supone el uso de esta herramienta… y todo esto referente a los temas puramente clínicos. Si entramos en temas de confidencialidad, legalidad, seguridad, etc., el asunto es como mínimo resbaladizo.
Por supuesto que los tiempos cambian y la tecnología nos invade, pero sin pretender que estos equipos reemplacen a los profesionales de la salud, utilizar las mismas como complemento de una atención de calidad, es un buen camino a seguir, pero no creo jamás que esto sustituya la sensación que se siente al palpar o explorar a un paciente, los mayores resultados los obtendrá si interroga y examina bien en persona a su paciente.
No estoy en contra de la Tecnología, todo lo contrario la revolución científico técnica debe ir a la par de la sociedad, y los adelantos futuristas por así decirlo son una maravilla, porque sin duda alguna, pueden llegar a ser una herramienta súper útil el uso de las telecomunicaciones, pero no debe de olvidarse de las técnicas básicas, como una buena anamnesis (con la interpretación del lenguaje NO verbal), la inspección, palpación, percusión y auscultación, así que debe de reservarse a casos específicos o especiales. Además debe de tenerse en cuenta el que aceptar una consulta y tomar decisiones sobre técnicas diagnósticas o tratamientos, implica una responsabilidad Médico Legal sobre las consecuencias que de ellas se deriven. Así que por favor, los médicos que nunca olviden tantos y tantos años de sacrificio que pasaron para llegar a ser lo que son, y con ello, la sensibilidad como tal que siempre les debe caracterizar, y nosotros como pacientes, nunca olvidemos que nuestra salud vale más que cualquier factor “práctico” que queramos aprovechar, que lo “fácil y rápido” no nos evite exigirnos sacar el tiempo de que nuestro doctor/ra nos examine como debe ser, para asuntos banales y simples, saquemos provecho de estos avances de la tecnología, pero no nos confundamos cuando algo deje de ser “simple” y requiera de una mayor y mejor atención médica en persona.