«Sin Brazos, Sin Piernas, Sin Preocupaciones»

«Sin Brazos, Sin Piernas, Sin Preocupaciones»

Nick Vujicic, nació sin brazos y sin piernas el cuatro de diciembre de 1982, en Australia. Esto, en términos médicos se llama  agenesia consistente, que se caracteriza por la carencia de sus extremidades, le faltan ambos brazos a nivel de los hombros y le faltan ambas piernas, tiene un pequeño pie con dos dedos protuberando de su muslo izquierdo.

Recibir a un hijo sin extremidades, no puede describirse con palabras, pero lo cierto es que fuera de esta anomalía, Nick estaba sano, su cerebro y demás órganos funcionaban a la perfección.

Los padres de Nick batallaron legalmente para que él pudiera ingresar a un colegio como cualquier niño normal, y lo lograron. Mientras para el resto de nosotros una actividad tan insignificante como cepillarse los dientes, es algo pueril y trivial, para Nick lograrlo sin ayuda de nadie, era como ganar el premio Nobel de la Paz.

A pesar de tener una vida REBOSANTE en dificultades, Nick se  graduó en la Facultad con 21 años, especializándose en Contabilidad y Planificación Financiera. Comenzó sus viajes como orador motivacional, enfocándose en los temas que la juventud de hoy en día debe enfrentar.

Actualmente dirige Life Without Limbs, una organización mundial para personas con discapacidad física. Su primer libro, se llama “No Arms, No Legs, No Worries!” (¡Sin Brazos, Sin Piernas, Sin Preocupaciones!) y es un éxito mundial.

Para mí lo más interesante de esta historia, radica aquí: se rumoraba en el hospital que Nick nació, que su condición fué provocada por un medicamento combinado con un bactería que terminó siendo inyectada a su madre, en la primeras semanas de gestación.

Se responsabilizaba a un joven doctor que apenas iniciaba su carrera. Nunca llegó a comprobarse, pero el doctor renunció misteriosamente del hospital luego del nacimiento de Nick.

Los padres de Nick habían colocado a su hijo, como donante de órganos en varias listas en diferentes hospitales de su ciudad, Melbourne. No tenían la certeza de que su hijo, por más que lucharán sobreviviera a su discapacidad, considaraban honorable poder donar sus órganos saludables, en caso de una muerte inevitable.

Veinte años después, Nick era compatible con un niño de ocho años que moría de leucemia sino recibía con urgencia un transplante de médula ósea.

Nick accedió de inmendiato a someterse a la extracción de médula, y justo el día antes de la operación, a Nick y a sus padres, le informaban que el niño a quien Nick le salvaría la vida era el hijo menor de ese doctor que responsabilizaban por la inyección nefasta a la madre de Nick, al inicio de su embarazo. Nick no cambió su decisión, el transplate culminó con éxito, salvando al niño.

Cuando Nick fué cuestionado públicamente: ¿Cómo pudiste perdonar a este doctor y salvar a su hijo? Nick contestó: “No hay nada que requiera más coraje que amar. Es el Amor lo que nos da miedo, es el Amor lo que nos sorprende, No el odio. Odiar es ordinario, común y cobarde.

Al doctor en vez de perdonarlo debo más bien agradecerle la oportunidad de permitirme ser valiente sin que mi valentía esté sustentada en tener brazos que sujetan armas, ni piernas que pisotean a los demás.

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