Me encantó escuchar los otros días a un muy amable y simpático taxista, explicándome filosóficamente el por qué hay “tantos víveres manejando en nuestras calles”, y sobre todo el cómo, desde cuándo y por qué la mujeres manejan tan mal, sin contar en su estructura mental con el chip: ceda el paso….. waaooo qué enseñanza me dio ese taxista, bravo por él.
Real y efectivamente, es increíble notar cómo permitir el paso en la calle, en los bancos y otros lugares es una cortesía que pocos dominicanos tienden a practicar; y es que definitivamente ceder el paso es una propuesta de valor.
República Dominicana se ha caracterizado siempre por ser un país de gente buena y hospitalaria, pero con mucha falta de educación en los temas de civismo, notable en los incumplimientos elementales a las reglas de urbanidad. Por eso ceder el paso se ha convertido prácticamente en una utopía en nuestras calles.
Como bien dicen: “El problema básico de los dominicanos es el comportamiento fuera de casa. Seguimos pensando en saltarnos las reglas en todo momento, cuando vamos conduciendo o hacemos una fila, es como si viviéramos en una jungla”, pero si hablamos de manejar… ahí sí hay mucho de qué hablar.
Según un estudio realizado, el 17,8% de los consultados cree que las mujeres manejan muy mal, frente al 11,3% que piensa eso mismo pero de los hombres. Y comentan que esto a raíz de que los hombres son más hábiles, más precisos y tienen más capacidad de resolución sobre maniobras exigentes, sin embargo, esas mismas capacidades también los llevan a la imprudencia.
En cambio las mujeres son menos hábiles y flexibles pero cumplen más las normas de tránsito (aunque no así las de civismo), y en realidad estoy totalmente de acuerdo con esto y SOY MUJER, pero me atrevo a decir que mi papá al enseñarme, al yo pasar por la escuela de choferes aprendiendo en mecánico, y hacer mis pruebas para adquirir mi licencia -NO comprarla- manejo bien (modestia aparte), y aunque muchas veces me molesta que ofendan mi género o generalicen esa poca habilidad, la verdad es que en su gran mayoría a las mujeres tras un guía es mejor huirles.
No saben medir sus autos, no pasan por un lugar en el que sólo ellas creen que “no caben”. Nunca espejean, se les olvida -si es que saben- que existe una palanquita de direccionales, salen de una calle y no voltean a ver…. Ahhh y ni se diga a la hora de estacionarse, puede haber una cola gigante esperando que ellas se estacionen o que salgan del parqueo pero aunque quepa un trailer dan más vueltas que un trompo y duran tres horas echando para adelante y para atrás. Pero ahí voy, nosotras por lo menos tenemos justificación, puede ser cierto que la gran mayoría de las mujeres carecen de destreza para conducir un auto, ya sea por falta de práctica o porque son mujeres multitasking, pero es que precisamente para conducir bien se necesitan ciertas cualidades vitales:
– Capacidad de concentración en una sola tarea,
– Habilidad para lo mecánico,
– Capacidad para orientarse en tres dimensiones
– Prohibido hacer varias cosas a la vez, hablar o distraerse.
La inmensa mayoría de las mujeres fallamos en todo esto, por eso del antiguo papel de recolectoras y socializadoras, que nos dio predominio del lado derecho del cerebro (el mismo que hace que hablemos mucho, seamos más emotivas e intuitivas, y que podamos hacer varias cosas a la vez aunque CONDUZCAMOS PÉSIMO) así que paciencia y consideración por favor, entendamos que no se puede pedir tanto….
Ahora, eso sí, lo que no tiene justificación alguna es que perdamos el juicio y obviemos en nuestros actos las normas de convivencia, el sentido del civismo y las reglas de urbanidad. Ceder el paso es una muestra de cortesía, de respeto y educación. Las buenas costumbres no son un mero cúmulo de manifestaciones externas, son más bien un destello de la calidad de vida que practicas en su máxima expresión.
Tengamos presente que el incumplimiento de esta regla hace que reflejemos la educación de un país subdesarrollado. Así que consideremos cada uno de nosotros poner nuestro empeño, entendiendo que la práctica de estas actitudes y detalles serán un referente esencial en el progreso y la civilización de nuestro país.