“Sin Debates no hay Democracia”

“Sin Debates no hay Democracia”

Desde la aparición del Marketing Político en los EE.UU. a mediados del siglo XX, los debates electorales televisados entre los candidatos para que los electores conozcan sus propuestas, se han constituido en la estrategia de mercado más efectiva de persuasión electoral y enriquecedora de toda la política vernácula y científica.

Se tiene la idea errónea y generalizada de que el primer debate televisado fue aquel famoso escenificado entre Nixon y Kennedy en 1960. Empero, previo al mismo el 15 de septiembre del mismo año se realizó en Tv Tupí de Brasil el primer debate presidencial televisado entre candidatos;en el que resultó electo posteriormente Jânio Quadros.
Hoy los debates electorales son muy profusos y hasta países que no tenían esa tradición lo están utilizando no solo como forma de promoción de sus propuestas, sino también; como herramienta de fortalecimiento democrático, en los cuales unos se realizan en forma esporádica o por tradición y en otros por mandamiento legal. Verbigracia, EE.UU. Brasil, Perú, México, Costa Rica, Colombia, Chile, Bolivia, Honduras, El Salvador, Uruguay, Haití, España y hasta en la propia República Dominicana como sucedió en el 1962 con el Prof. Juan Bosch y el cura Láutico García conducido por Salvador Pittaluga.Posteriormente entre Hatuey De Camps y Marino Vinicio Castillo, entre Alfredo Pacheco y Roberto Salcedo y una reunión de amigos candidatos en 2016 organizada por ANJE.

El Vacío Legal o la Antinomia.
A pesar de los inconmensurables aportes que han realizado todos los filósofos al desarrollo del pensamiento y de la sociedad en sentido general. Sin duda alguna, todavía al día de hoy no hay un método más importante que la “Mayéutica” de Sócrates, la que se fundamenta en la búsqueda del conocimiento a través de las preguntas. En ese sentido, elecciones tras elecciones en República Dominicana se convulsionan las pasiones de ciertos sectores, tras la negativa de unos u otros candidatos de ir al debate público a presentar sus propuestas frente a los demás candidatos, en aras de que el sufragante pueda cuestionarle. Por ello, viven esgrimiendo estériles argumentosen todos los procesos que en la praxis solo obedecen a estrategias de campaña al margen del anhelo colectivo.

Desde esa perspectiva, es inconcebible e inaceptable que después que tenemos 17 años estudiando, debatiendo y conociendo los proyectos de Ley de Partidos y AgrupacionesPolíticas y del Régimen Electoral, en ninguno de los dos esté consagrada la figura del debate electoral en las campañas a todos los niveles.Máxime, cuando esos decimonónicos proyectos se han vendido como las panaceas del sistema político dominicano. Con el agravante, de que la Ley 1-12 que crea la Estrategia Nacional de Desarrollo discutida y votada por ese mismo Congreso, establece de manera taxativa en su Art. 21 literal 1.3.2.3. que uno de los objetivos y ejes fundamentales del Estado es “promover el debate de las ofertas electorales”.

El Ciudadano es el Protagonista.

Dijo el gran Giovanni Sartori en su obra “La Democracia en 30 Lecciones”, que si la democracia es el poder del pueblo entonces también las elecciones deben ser gobernadas por el pueblo. Por consiguiente, todo partido tiene y debe tener una obligación social de propiciar que sus candidatos participen en debates electorales, ya que los mismos reciben más de 1,500 millones de pesos cada año del erario público para el financiamiento de sus actividades. Motivo por el cual, la carencia de un cuestionamiento a sus propuestas no solo es una práctica antidemocrática e ilegal, sino que, hasta nos ven la cara de Tarúpidos porque les entregamos todos esos millones a quien no podemos cuestionar sobre qué hará o que está haciendo con los mismos.
Es totalmente inverosímil que los actores políticos, estén promoviendo reformas democráticas sobre la base de acuerdos entre ellos que carecen de antropocentrismo, toda vez que, ese ejercicio tiene y siempre ha tenido una alta proclividad hacia la defensa de sus intereses particulares aún sea en detrimento de los más desposeídos. Estoy plenamente convencido de que los debates electorales organizados por las universidades y los clubes son uno de los anhelos principales de la gran mayoría de los ciudadanos. Por ello, debemos dar el salto al siglo XXI en materia electoral propiciando campañas de propuestas, de ideas y de discernimiento no solo para abaratar estas campañas multimillonarias que tenemos sino también; para crear conciencia ciudadana.

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