Sin el imperio de la ley Haití irá de mal en peor

Sin el imperio de la ley Haití irá de mal en peor

El Gobierno haitiano ha pedido asistencia externa en materia de seguridad a organismos multilaterales y ni siquiera ha sido capaz de investigar y establecer responsabilidades para el encausamiento correspondiente a los asesinos de presidente Jovenel Moïse.

Su incapacidad llega más lejos, pues unas 400 bandas de forajidos dominan las calles e inmovilizan como si fuera un ejército invasor, el transporte de combustibles que llegan y están almacenados mientras la economía se paraliza bajo el terror.

El secuestro masivo de misioneros extranjeros y transportistas dominicanos indica que la ingobernabilidad tiene en el país vecino su máxima expresión. Nadie tiene la cabeza segura.

La policía ineficiente, y un débil cuerpo militar, están superados numéricamente y en poder de fuego por los criminales.

El mundo occidental está sometido a humillaciones e impotencia. Limitado a ver de lejos agresiones indiscriminadas a ciudadanos pacíficos, locales y de otras nacionalidades.

El caos provoca migraciones que trasladan a otras latitudes la calamidad que encarnan los haitianos en fuga, desvalidos y sin capacidad de adaptación a foráneas normas de vida.

El empresariado también escapa, descalabrándose; y hasta organismos humanitarios hacen mutis para salvar a sus enviados.

Lo normal es que las situaciones catastróficas con exacerbación de la violencia en cualquier lugar del globo mueva, con acciones solidarias, a los grandes centros de poder y recursos.

Disminuidos drásticamente los derechos a la vida y libre circulación

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Miles y miles de haitianos más seguirán saliendo de su territorio

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