Sin la Gorki Prospekt, Moscú parece diferente

Sin la Gorki Prospekt, Moscú parece diferente

DIÓGENES VALDEZ
Independientemente de su orientación ideológica, Gorki fue, con sus valles y sus crestas, un gran escritor y para comprobarlo, ahí está el catálogo de sus obras. Pero no es solamente eso, fue además, un notable luchador contra la tiranía zarista y por esta causa, en más de una ocasión, dio con sus huesos a la cárcel. Posiblemente, dentro de la literatura rusa no exista un personaje más conocido a nivel universal, que Pelagia Vlasovna, la célebre madre del revolucionario Pavel Vlasov, personaje principal de la novela La Madre.

En algún momento de nuestra vida quisimos haber nacido del vientre de esta heroína literaria y hermanar nuestra sangre ideólogica, con la de su hijo Pavel. Conozco a muchos ciudadanos que llevan el nombre del conocido personaje de Gorki y esto se debe a una temprana lectura por parte de alguno de sus progenitores, de la novela La Madre.

En estos momentos Gorki debe ser un muerto triste, y desgraciado, que es lo que significa un apellido en el idioma ruso. Y en verdad que éste le viene como el anillo al dedo, porque su vida fue en verdad triste y desgraciada. Nacido Nijni Novgorod en 1868, huérfano desde temprana edad, tuvo que huir de un hogar que nunca fue suyo, debido a los malos tratos de sus padres adoptivos. La vida le enseñó todo lo necesario para convertirse en un delincuente o, en un escritor, y él eligió la última opción, porque sólo tenía que ser fiel a sus recuerdos. Entretanto, para poder vivir desempeñó múltiples oficios, entre éstos, el de zapatero.

La gran sensibilidad de Gorki, cuyo verdadero nombre era Máximo Alejo Peckov, lo que lo lleva a oponerse al despotismo zarista, encargado en aquel momento por la figura de Nicolás II. Las muchas veces que estuvo en la cárcel por cuestiones políticas debió bastar para que su nombre fuese recogido en los anales históricos de su patria, pero como si aquello no hubiese suficiente sido suficiente, ofreció al acervo cultural ruso ya la literatura universal un conjunto de obras importantes, en la que figura como obra maestra, contrario a lo que pudieran pensar algunas personas, su novela “la vida de Klim Sanguine”.

Maravillosos son sus “Cuentos de la isla de Capri”, lugar donde se refugió para protegerse de saña zarista, pero igual importancia tienen La vieja Izerguil, Los Bajos fondos, Los ex-hombres, y una serie de títulos que demuestran que Gorki fue un trabajador de la literatura a tiempo completo.

Al triunfo de la revolución bolchevique, Gorki regresa a su patria, pero por poco tiempo, porque el clima no favorece su salud, pero periódicamente vuelve al lar nativo, sólo para marcharse meses más tarde. Ya no es un exiliado y puede ir y venir a su albedrío. A su muerte, como homenaje, el lugar donde nació, es bautizado con el nombre ciudad Gorki, y a la más importante vía de Moscú, se le da el nombre de Gorki Prospekt (avenida Gorki).

Con la glasnot, la perestroika y la caída del muro de Berlín, todo parece haber retornado a la posición anterior a la revolución bolchevique. Existe un nuevo orden que exige cambios de nombres, derribamiento de lagunas estatuas y la destrucción de ciertos mitos.

Al parecer, el gran pecado de Gorki fue ser amigo de Vladimir I. Lenin, entonces resultaba natural que su nombre fuese borrado de los anales rusos.

El cambio de la Gorki Prospekt aunque no era prioritario, es, a todas luces sorprendente. Ahora se llama Tverskaia Prospekt, pero al igual que antes por ella deambulan respetables gospodin, o simples civiolecs, en busca de los favores sexuales de las ahora más asiduas, jóvenes diesbushkas. Imagino que también la ciudad Gorki ha vuelto a llamarse Nijni Novgorod. Y si todo eso le ha sucedido a un escritor de dimensión universal, no tengo que hacer un gran esfuerzo para saber que vías como utiliza Dimitrova ahora tienen otro nombres, ni que aquella única estatua de Friedrich Engels en Moscú, muy cerca de la casa-museo de León Tolstoi, también debe haber sido derribada y fundida, para construir artesanías.

De todas maneras pienso que la memoria de Máximo Gorki merecía un trato diferente y que es un vano todo intento desterrar de la memoria de las personas su nombre, por que ahí están, en el archivo mental de millares de lectores, las deliciosas narraciones costumbristas en La familia Orlov, La vida de un hombre inútil, Tomás Gordeiev, en obras de carácter autobiográfico como Ganando el pan y Mis universidades, y sobre todo en Chelkach, su primera creación literaria, la que haría que los críticos lo señalaran como un futuro gran novelista.

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