Sin lugar a la más mínima duda

Sin lugar a la más mínima duda

La línea entre la verdad y la mentira es tan estrecha como el momento en que una gota de agua golpea la hoja de un árbol a orillas del  balcón, junto a las flores que adornan el frente de la casa.

Ese momento en el que la gota golpea la hoja es imperceptible, pero el agua deja una clara huella que transparenta la verdad.

Hay, pues, la seguridad de que la verdad se impone sobre la mentira, mejor temprano que tarde.

La verdad es imposible de ocultar porque la verdad mana como un río que se ensancha mientras corre en busca del lugar donde, a su llegada, levantará el velo de la oscuridad.

Juan Zorrilla de San Martín, en el inicio de Tabaré dice: Levantaré la losa de una tumba/ e, internándome en ella/ encenderé en el fondo el pensamiento/ que alumbrará la sociedad inmensa.

Siempre hay una tea, siempre, indefectiblemente, al día le sigue la noche y pase lo que pase, mañana saldrá el sol.

No hay forma de ocultar la verdad sin que ella surja y resurja tantas veces como sea necesario para beneficio de la justicia.

La justicia es la verdad demostrada, independientemente de lo que diga la ley. La justicia no necesariamente es lo que dice la ley. La justicia es la regla que establece la igualdad. Es justo todo lo que respete la igualdad ante la ley de Dios, ante los demás  hombres y frente a la autoridad.

La gota de agua de la injusticia, de la ilegalidad,  del abuso de autoridad, de la desigualdad, la gota de agua cae persistentemente sobre la roca, en busca de la verdad, hasta que perfora el aparentemente más impenetrable pedernal.

La verdad es como el agua. La verdad se abre paso por entre las rendijas aparentemente más compactas, invisibles.

Porque la falta de verdad produce ruidos audibles por todas las personas amantes de la justicia y de la igualdad.

La compra de carteras y zapatos carísimos, el cierre de una joyería de ricos en Nueva York, habían sido leídos, escuchados, como una grosería extrema de una mujer que debía dar ejemplo de austeridad ante la grave situación en que su marido ha sumido al país.

La denuncia de cuentas multimillonarias en euros y giros de altísimo valor, demandan una explicación, una aclaración más convincente que las ofrecidas

La denuncia que involucra a la mujer del  Presidente Leonel Fernández, ha levantado una ola de podredumbre que apesta al país.

No debemos olvidar que aunque Leonel no sea un césar su mujer y él tienen la obligación de ser honestos en el uso de fondos públicos y en cuanto a su patrimonio, sin lugar a ninguna duda.

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