Como no todo lo que está pasando en este país tiene que ver con la crisis haitiana, “la invasión de vientres” y sus efectos sobre los que vivimos de este lado de la isla, como pensaría cualquiera que en estos días abra un periódico dominicano (en realidad ni siquiera hace falta que los abra), quiero llamar la atención sobre lo que acaba de ocurrir en Hato Mayor, en el Este del país, donde las redes criminales dedicadas al narcotráfico han echado raíces profundas, haciendo posible el surgimiento de narcotraficantes tan conocidos como Toño Leña.
Hace unos semanas, mientras realizaban labores de patrullaje en el municipio Sabana de la Mar, miembros de la DNCD apresaron a un sospechoso al que ocuparon una pistola que portaba de manera ilegal, pero varios minutos después se presentaron al lugar mas de diez hombres fuertemente armados que encañonaron a los agentes antinarcóticos, les arrebataron al detenido y les quitaron la pistola que le habían ocupado.
Esa demostración de fuerza, ese abierto desafío a la autoridad, no podía quedarse así, lo que movilizó al Ministerio Público y los organismos de seguridad del Estado que iniciaron una invesgación de lo ocurrido. Eso permitió que el pasado domingo las autoridades anunciaran el desmantelamiento de una estructura criminal dedicada al narcotráfico y el sicariato en el que apresaron a dos hombres que vinculan a la red, a la que le ocuparon dinero en efectivo, armas de fuego, y una cantidad indeterminada de sustancias controladas. La autoridades dijeron, sin embargo, que intervendrán Sabana de la Mar, centro de operaciones de la red, hasta que logren apresar y someter a la justicia a cada uno de sus integrantes.
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Y mas vale que así sea, pues luego de esa demostración de fuerza desafiante quedó bastante claro que se sienten los dueños del territorio, y que de alguna manera las autoridades han permitido que lleguen a sentirse tan cómodos y relajados que le perdieron el respeto y el miedo a lo que representan.