Para algunos líderes internacionales que, por distintos motivos, son poco amigos de viajar a Estados Unidos, la pandemia del coronavirus ha brindado este año una oportunidad única: dirigirse a la Asamblea General desde la comodidad de sus despachos.
El formato virtual elegido por la organización para salvar su gran cita anual ha desembocado en un número récord de discursos a cargo de jefes de Estado y de Gobierno, incluidos algunos que nunca habían acudido a Nueva York o que llevaban muchos años sin hacerlo.
Este miércoles, por ejemplo, se estrenó en el foro el rey de Arabia Saudí, Salman Bin Abdulaziz al Saud, que hasta ahora siempre había delegado estos discursos. De hecho, su intervención fue la primera de un monarca saudí desde 1957, cuando tomó la palabra (en persona) el entonces jefe de Estado, Saud Ibn Abdulaziz al Saud.
Argelia también estuvo representada este miércoles al máximo nivel, con su presidente, Abdelmejid Tebboune, dirigiéndose a la Asamblea más de una década después del último discurso de su predecesor, Abdelaziz Bouteflika, que en sus últimos años en el poder limitó mucho sus viajes por motivos de salud.
También lo han hecho varios líderes africanos poco habituales en Nueva York y, ayer martes, intervinieron dos pesos pesados que llevaban años sin hacerlo. Tanto el presidente de China, Xi Jinping, como el de Rusia, Vladímir Putin, remitieron mensajes en video a la Asamblea General, donde no habían hablado desde el año 2015, cuando la ONU marcó su 70 aniversario.
El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, uno de los líderes más críticos con Naciones Unidas, participó por primera vez en la Asamblea General desde que llegó al poder hace ya más de cuatro años.
Para otros, aunque no sea su estreno, el formato virtual evita este año posibles quebraderos de cabeza.
Es el caso del presidente venezolano, Nicolás Maduro, a quien el pasado marzo las autoridades de Estados Unidos acusaran de narcotráfico y otros delitos, ofreciendo hasta 15 millones de dólares por cualquier información que lleve a su arresto.
Aunque a priori Washington debe facilitar el paso a los dirigentes que van rumbo a la ONU, el viaje no deja de plantear riesgos.
Maduro, que en 2018 hizo una aparición a última hora en la Asamblea General, ya optó el pasado año por no desplazarse a Nueva York y dejar la intervención a la vicepresidenta Delcy Rodríguez, pero en esta ocasión no dudó en participar el lunes en una cumbre por el 75 aniversario de la ONU y vuelve a hacerlo este miércoles con su discurso principal.
Aprovechando el carácter virtual de la cita de este año, el líder opositor Juan Guaidó -reconocido como presidente interino por más de medio centenar de países pero no por la ONU- tratará de contraprogramar al dirigente chavista con su propio discurso remoto.
A diferencia de otros años, la sede central de Naciones Unidas vive un septiembre plácido, alejada del continuo ir y venir de líderes, ministros y diplomáticos que se dan cita en Nueva York en estas fechas.
Las facilidades de la tecnología, sin embargo, hacen que el gran foro global cuente en esta ocasión con nuevos rostros y con viejos conocidos. Aunque todo sea a través de una pantalla.