Poco a poco se despeja la preocupación de que a pesar de las facilidades del Banco Central -tomó decisiones correctas cuando redujo su tasa de referencia e implementó facilidades monetarias- por timidez de los bancos comerciales el exceso de dinero no se convierta en préstamos a bajos costos a pequeñas y medianas empresas, y a los hogares.
Se informó que se mantiene la demanda de préstamos privados y que las entidades de intermediación financiera habían desembolsado más del cuarenta por ciento de RD$100 millones disponibles hasta el pasado viernes, a lo que doy varias lecturas.
Uno, contribuye a sostener el consumo que se desploma cuando aumenta el desempleo y se reduce el ingreso disponible de los trabajadores. El menor consumo es uno de los supuestos que sustenta el pronóstico menos crecimiento de la economía, que navega con exceso de carga con dos motores apagados de los cuatro que la impulsan.
Dos, como la pérdida de fuerza apunta a componentes del gasto, de manera específica al consumo privado e inversión, para ponerlos a ritmo es necesario evitar que se reduzca el nivel habitual de flujo de préstamos bancarios.
Tres, como los préstamos tiran de la economía, no es al revés, es bueno saber que la crisis no ha alterado la demanda de préstamos privados que crecían 11.8% interanual hasta marzo. La no reticencia de préstamos apoya el criterio de que la economía se recuperará rápidamente.
Y cuatro, la aceleración de los desembolsos de préstamos es un indicador de que hay conciencia, debe evitarse que la crisis fulmine el consumo de los hogares y la inversión privada, que genere el círculo vicioso de que cuanto menos dinero entra en una casa, menos se gasta, cuanto menos se compra, peores son los resultados de las empresas que terminan eliminando puestos de trabajo, rebajando salarios y recortando inversiones.
El PIB aumenta cuando hay más trabajadores y más capital juego, o porque mejora la eficiencia de los recursos. Como creo que la merma temporal en el empleo que se extiende a todos los sectores desaparece en el segundo semestre, anticipo un avance del PIB sobre 2% en 2020. Juega a favor el viento de cola del petróleo barato, la flexibilización de las restricciones operativas, y el flujo de préstamos bancarios a bajo costo y rápido desembolso.
Para alcanzar el pronóstico sumando el PIB real generado en los cuatro trimestres malos y buenos, se necesita un fuerte impulso de actividades en los últimos dos trimestres del año, lo que se consigue preservando el ritmo de los desembolsos de préstamos.
Finalizo con estas explicaciones técnicas. Las estadísticas atribuyen la mayor responsabilidad del crecimiento del PIB a la dinámica de la inversión privada y consumo de hogares. La demanda interna aumentó anual 6.0%, más que la economía que creció 5.8%, mientras el sector exterior neto (crecimiento del volumen exportado menos el de las importaciones) descontó -0.2%, de 2016 a 2019.
En suma, es razonable esperar que este año nuevamente la demanda interna soporte el PIB, por falta de impulso del sector exterior neto, con el volumen importado de bienes aumentando menos que el de las exportaciones, en línea con el menor intercambio de bienes y recesión global que se pronostica.