Sin transparencia no
hay unidad en el PRD

Sin transparencia no <BR data-src=https://hoy.com.do/wp-content/uploads/2011/03/18912F78-9E4F-40AD-8D44-02B62F387A37.jpeg?x22434 decoding=async data-eio-rwidth=460 data-eio-rheight=335><noscript><img
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Gran parte de la opinión pública nacional comparte la percepción de que la XXIX Convención Extraordinaria del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) se caracterizó por la participación masiva y ordenada de los militantes y simpatizantes del partido blanco, que se desarrolló sin contratiempos mayores, y que se incorporaron a la votación segmentos del electorado no muy afines al PRD en los últimos tiempos, como es el caso de los jóvenes y sectores medios y altos de la clase media.

Sin cuestionar esta percepción, que no deja de tener fundamento, es obvio que la misma hace que lamentablemente todos los cuestionamientos del Ing. Miguel Vargas y de sus partidarios respecto a los resultados de la convención sean presentados como un supuesto “pataleo”  cuando, en cualquier sociedad que tome mínimamente en serio los principios de la democracia, la equidad electoral y la igualdad de oportunidades entre los competidores políticos, deberían mover a la preocupación.

¿Cuál fue la verdadera realidad de la pasada convención perredeísta? Aquí hay que remitirse a los números fríos que siempre hablan por sí solos. Según el quinto boletín del pasado proceso convencional, presentado por el presidente de la Comisión Nacional Organizadora (CNO) de la Convención, Enmanuel Esquea Guerrero, Hipólito Mejía ganó 20 provincias y el Distrito Nacional, al obtener 499,282 votos, para un total de 53.34%, mientras que Miguel Vargas triunfó en 11 provincias, al alcanzar 436,668 votos, equivalentes a 46.66%, de un total de votos emitidos de 950,752. Dicho boletín comprende 3,040 centros procesados para 83.49%, faltando 601 centros por computar que representan el 16.51 por ciento del total de centros.

Hay que señalar que, como ha señalado Andy Daujahre, se estimaba que, como máximo, 800 mil perredeístas participarían en el proceso, pero al final votaron 1,141,784 personas, casi 600 mil más que en la Convención de 2009, donde se eligieron a los Secretarios General y de Organización, entre otros dirigentes, y casi igual al número de votos alcanzados por todos los candidatos del PRD en las elecciones congresionales y municipales del 16 de mayo de 2010. ¿Qué explica esta hasta cierto punto “misteriosa” afluencia de votos cuando en los procesos convencionales anteriores del PRD el número total de votantes apenas sobrepasaba el medio millón?

Independientemente del indudable crecimiento del PRD en las simpatías electorales, más que evidenciado en las elecciones de 2010, gracias a la magnífica conducción de Miguel Vargas y pese al velado apoyo a los candidatos del PLD de muchos de los que hoy apelan a la unidad, tal como denunció Vargas a la CNO y como ha ordenado investigar la Comisión Política del PRD, más de 200 mil peledeístas pudieron sufragar en la convención, lo cual es un dato preocupante, principalmente porque la diferencia entre Vargas y Mejía en el último boletín presentado por la Comisión Organizadora no llega siquiera a 70,000 votos. Es claro entonces que se debe revisar cuidadosamente la lista de  concurrentes y examinar la cantidad de militantes del PLD que real y efectivamente sufragaron en la convención blanca.

Nadie puede acusar a Miguel Vargas de ser desaforado ni tremendista. Como bien afirmó el presidente del PRD, “he sido un hombre respetuoso y prudente durante toda mi carrera política.  Pero que nadie se llame a engaño. Quiero que se escuche bien y se entienda claro.  No voy a permitir, bajo ningún concepto y ni circunstancia, que el PLD decida quién será el candidato del PRD”.

Y es bueno que sea así. Sería una locura que el PRD acuda a un proceso electoral contando con las fuerzas de un adversario que retirará su apoyo una vez obtenido su objetivo estratégico. El propio Hipólito Mejía, quien no tiene un pelo de tonto, debería estar más que claro en ello. Además, ningún acuerdo, ninguna unidad, puede alcanzarse sobre la base de la mentira. Como bien demuestran los procesos de reconciliación política, solo la verdad permite que los adversarios se unan, en un ambiente despejado de cualquier duda o malentendido. Insisto: el mejor desinfectante es la luz del sol. No nos hagamos ilusiones: solo la real transparencia permitirá la unidad del PRD y solo la unidad del PRD puede garantizar una victoria electoral.   

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