Sin ver la  fiebre en la sábana

Sin ver la  fiebre en la sábana

La sociedad debe reaccionar escandalizada por el alto número de violaciones y embarazos de niñas. La vicepresidenta Margarita Cedeño de Fernández ha llamado a la justicia a empantalonarse para frenar la ocurrencia de estos casos, a endurecer las sanciones y a poner atención sobre el papel que juegan los  padres. Es obvio que hay que actuar para contener  un mal  que deja tan profundas heridas en la familia y la sociedad.

Pero hay que ver el problema en todas sus aristas. No puede ser que un sacerdote polaco que está acusado de violar a varios niños haya logrado escabullirse. No ha habido forma de hacer que retorne de Europa y no se tiene noticias de que la iglesia haya colaborado en las gestiones para traerlo al país. Es la misma iglesia que se resiste a que se imparta educación sexual en las escuelas, como medio de prevención.

Pretender censurar a la prensa por la relevancia que confiere a las noticias sobre las agresiones sexuales contra menores, como se infiere de la declaración de la  vicepresidenta,  es una forma de ver la fiebre en la sábana. El papel de la prensa  comienza después de consumados los hechos, que no tienen otra causa que  la falta de políticas  adecuadas. Estamos ante un problema social que  demanda la mayor entereza de todos, para aportar lo mejor de cada uno con la convicción de que la fiebre no está en la sábana.

VIOLENCIA DELICTIVA

La ocurrencia de  homicidios, asaltos a mano armada y otros delitos ha aumentado en todo el país de manera escandalosa en la segunda mitad del presente mes. La ocurrencia pone en evidencia que se han diluido los efectos disuasivos de la presencia abundante de militares en las calles, haciendo labor de  vigilancia junto a policías. Disentimos del jefe de la Policía, mayor general Manuel Elpidio Castro Castillo, quien asocia este repunte a simples rencillas sociales.

Los asaltantes han seguido el patrón de atacar a sus víctimas, provocando un número creciente de muertos y heridos, entre ellos miembros de la Policía y la Autoridad Metropolitana del Transporte. A falta de una prevención efectiva, la inseguridad ha recobrado su ímpetu  y aumenta el temor entre los ciudadanos. El recrudecer de la violencia delictiva de nuevo pone  en entredicho la efectividad del plan de seguridad ciudadana iniciado  por el Gobierno.

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