Síndico trabajador, ciudad agradecida

<P>Síndico trabajador, ciudad agradecida</P>

FABIO R. HERRERA – MINIÑO
La máxima aspiración de los dominicanos, que residen en las decenas de poblaciones, es que sus autoridades municipales cumplan con un programa mínimo de desarrollo y limpieza, de forma que su entorno habitacional sea atractivo para todos y sirva de remanso de paz después de las faenas diarias del trabajo. Las angustias de las ciudades, por no tener autoridades municipales conscientes de sus obligaciones, o solo empeñadas en buscar comisiones de los contratos para instalar estaciones de gasolina, o de arrendar las galleras o los mataderos municipales, deja en el ánimo de la ciudadanía que se hizo un flaco servicio a la hora de escoger a sus síndicos y regidores en elecciones libres.

Cuando una ciudad se da el lujo de tener autoridades municipales que le resuelvan los problemas y estén viviendo en una población limpia, con calles sin hoyos y correcta disposición de los residuos cotidianos, se nota un mejor espíritu emprendedor, que lleva a los munícipes a desarrollar más actividades, permitiendo acelerar el progreso, que sin quererlo, lo impulsa un síndico que trabaja.

En la actualidad, hay ciudades dominicanas que cuentan con el trabajo tesonero de hombres y mujeres que se han decidido por ofrendarse y sacrificarse por sus pueblos en una labor exigente, de forma que sus gestiones municipales pasen a ser ejemplo de servicio comunitario y de responsabilidad cívica.

Hablar de Baní sería sobre abundar ante las satisfacciones que tiene la población por la labor que lleva a cabo su síndico, en donde la proverbial limpieza de la ciudad se ve resaltada por un servicio excelente de recolección de basura, y a la vez, de como se llevan a cabo obras importantes como ha sido la remodelación del parque infantil, que a ojos vista de todos los viajeros hacia y desde el Sur del país, observan admirados las flores, árboles con senderos y juegos, que lucen impecables para el disfrute de la ciudadanía menuda.

Por igual otra obra que era demandada por los munícipes banilejos, era el rescate del viejo cementerio, que ubicado en la salida suroeste de la ciudad, luce hoy mejor que cuando recibía los cuerpos de los munícipes. Allí descansan héroes de la restauración, historiadores, políticos, mujeres distinguidas que hicieron brillar a Baní en antaño y muchos más. Sin duda en esa labor del síndico banilejo le ha impreso un timbre de orgullo a sus conciudadanos, que hasta comparan la situación de casi abandono de un complejo deportivo techado que no hay forma que se concluya su construcción, pese a que el presidente de la República lo utilizó hace algunas semanas para un encuentro con los banilejos.

Baní ha disfrutado en los pasados tres años de una labor incansable de un hombre que ha entendido, que su mejor aval para su futuro político, era trabajar por el bien de su pueblo. Y lo está haciendo en todos los rincones del municipio con la construcción de canchas, parques, calles, aceras, contenes y escuelas para comunidades, que antes no la tenían, abultando una forja de un banilejo que ha seguido la tradición de otros que lo antecedieron y acentuaron el sello de limpieza que distingue a Baní del resto del país.

Y hablando de síndicos que están trabajando por sus comunidades se destaca la labor que lleva a cabo el de Bonao, que ha pasado a ser una ciudad limpia, sin esa acumulación de desperdicios que provocaba rechazo de quienes acudían a la ciudad. La trayectoria de síndicos trabajadores tiene una figura en el munícipe que tiene las riendas en La Vega donde existe el consenso de la calidad de un servicio bien administrado. Otro tanto ocurre en Higüey, donde una joven ciudadana ha dado muestras de una capacidad extraordinaria a tono con el dinamismo de una población que se ha convertido en una explosiva y dinámica urbe que es el centro de la región de mayor dinamismo turístico, y en consecuencia, cada día aumentan las demandas por más espacios para calles, viviendas, parques, etc. Higüey se enorgullece de un orden y limpieza, cosa que no era anteriormente su principal característica.

En definitiva hay ciudades dominicanas que han tenido la serte, en los pasados tres años, de tener al frente de sus cabildos, a seres humanos identificados con sus semejantes y de gran amor por el servicio; por tanto su trabajo los enaltece, elevando la calidad de vida de esos habitantes, orgullosos ahora de lo que ven a sus poblaciones con mucha limpieza, orden y grandes motivaciones de progresar.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas