El anuncio de la disolución de la Asamblea Nacional el pasado 9 de junio tomó por sorpresa a los franceses, y las elecciones legislativas anticipadas, cuya segunda vuelta será el 7 de julio, pueden tener un impacto significativo en su salud mental. Es lo que se conoce como ansiedad o estrés electoral.
El “síndrome de estrés electoral” puede sonar a chiste, pero no lo es. Un especialista en terapia de pareja, Steven Stosny, inventó este término en 2016 durante la campaña electoral estadounidense que ganó Donald Trump.
Síntomas múltiples
Los síntomas son múltiples: conexión constante a las redes sociales y las noticias, insomnio, agotamiento, ira y ansiedad que se transmiten a las personas cercanas… Y en algunos casos, la búsqueda de un lugar donde exiliarse en caso de catástrofe.
En su blog alojado por el diario francés Le Monde, el médico Marc Gozlan señala que, desde el anuncio sorpresivo de la disolución de la Asamblea Nacional francesa, “psicólogos y psiquiatras han notado un aumento del número de consultas, y algunos pacientes muestran signos de estrés, ansiedad e incluso angustia. Algunos dicen sentirse mal del estómago, tener el ánimo bajo y padecer insomnio. Para otros, ha reavivado o agravado dolores físicos. Se han registrado episodios depresivos”.
Lo cierto es que la tensión aumenta a medida que se acerca la segunda vuelta de las elecciones legislativas, el próximo domingo. Tanto las fuerzas políticas como los medios de comunicación hablan de unas elecciones decisivas para el futuro del país con un vocabulario catastrófico: “caos”, “abismo”, “sismo político”, “golpe de Estado psíquico”, “psicosis política”, “salto a lo desconocido”, etc.
“Riesgo de sobrecarga mental”
El diario español La Vanguardia, a propósito de la situación en Francia, cita a Gladys Mondière, la presidenta de la Federación Francesa de Psicólogos y Psicología, quien afirma que la perspectiva de una victoria de la ultraderechista Agrupación Nacional y “el efecto sorpresa de la percepción del peligro” han repercutido en el estado mental de muchas personas, con consecuencias psicológicas.
Además, según la psicoanalista Ysabelle Delmas, entrevistada por France Bleu, las noticias negativas adquieren un papel predominante en el cerebro. “Hacen falta cinco informaciones positivas para anular una negativa”, explica, subrayando que “la duración y la intensidad del periodo electoral, con todas las exigencias que se plantean a los electores, pueden conducir a una fatiga general, hasta el agotamiento psicológico, sobre todo si se implican. Con riesgo de sobrecarga mental”.
Según la psicoterapeuta y especialista en ansiedad Eloise Skinner, entrevistada en Grazia UK acerca de las elecciones del 4 de julio en Reino Unido, estas emociones pueden ir acompañadas de un aumento de la frecuencia cardiaca, una subida de adrenalina o una tensión física al hablar. Frente a este estrés, “se puede adoptar la conducta de evitar los contenidos relacionados con las elecciones, sintiendo el deseo de poner fin a cualquier debate o evitar cualquier campaña política”, prosigue Skinner.
Y si estas elecciones provocan especial ansiedad es también por el “contexto de gran incertidumbre e inseguridad global”, donde “nos enfrentamos a las presiones de múltiples procesos electorales globales y a un cambio general en la opinión pública hacia puntos de vista más extremos”, recalca la psicoterapeuta británica. Un análisis que se refleja en Francia.
El cortisol, o hormona del estrés
En su nota, el médico Marc Gozlan retoma los resultados de un estudio hecho por investigadores israelíes de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Haifa: en un artículo publicado en 2011 en la revista European Neuropsychoendocrinology, informan de resultados que muestran un vínculo entre las emociones, los niveles de cortisol ‒hormona principal del estrés‒ y las elecciones nacionales.
Tras medir los niveles de cortisol a lo largo del día de las elecciones nacionales en los votantes de un pueblo, se dieron cuenta de que estos llegaron a ser extremadamente altos. “Nuestro estudio demuestra que votar es psicológica y fisiológicamente emocionante, pero un acontecimiento estresante”, resumieron los autores.
Gozlan retoma asimismo una multitud de estudios publicados en Estados Unidos, en particular acerca de las elecciones presidenciales de 2016 y 2020, cuyas conclusiones son similares: el clima político se considera una fuente de estrés, y las elecciones presidenciales repercuten negativamente en la salud mental de los ciudadanos, sobre todo de los jóvenes.
Para hacer frente a esta ansiedad, los psicólogos recomiendan reducir las noticias y el uso de las redes sociales, sobre todo en la noche, conversar con su entorno y no negar la importancia del momento que se vive. Y por qué no, involucrarse: entrevistado por France Info, el psiquiatra Georges Brousse afirma que “el compromiso es también, evidentemente, una forma de no tener que soportar los acontecimientos y de combatir la ansiedad. Es una forma de recuperar el control sobre los acontecimientos a los que estamos sometidos”.