Todo parece indicar que el mercado eléctrico rinde sus mejores rentas cuando está en crisis. Si fuera de otro modo, no habría manera de explicar por qué ese servicio marcha de fracaso en fracaso, perjudicando la economía general del país. El modelo energético actual, resultante de la apertura de la empresa pública al capital privado, no ha logrado el objetivo de dotar al país de un servicio energético eficiente y confiable.
Entre la gran evasión de pago por parte de los usuarios, especialmente los más ricos, hasta las triquiñuelas y costos ocultos del sistema, han hecho del mercado eléctrico algo infuncional en términos de servicios, pero aparentemente muy rentable para quienes explotan el negocio.
El país ha tenido que soportar todo tipo de abusos, desde apagones financieros hasta cobro indebido de energía no servida. La deficiencia del servicio eléctrico ha sido probablemente el mayor ahuyentador de inversiones locales y extranjeras y ha dado el tiro de gracia a miles de pequeños negocios, fábricas, talleres y proyectos de autogestión. No ha habido manera de que el mercado energético haya satisfecho ni siquiera medianamente las necesidades energéticas del país. Sin embargo, no se tiene cuenta de que quienes explotan el negocio de la electricidad tengan la intención de abandonarlo por pérdidas. Parecería que su principal y única virtud es ser rentable mientras se mantiene en crisis.
Un país de operativos
En nuestro país es frecuente que se hagan operativos, sean médicos, de limpieza, de vacunación, contra la delincuencia. Y con la misma irreverencia con que hemos convertido operativo en sinónimo de operación, el resultado de estos actos viene a ser más mediático y exhibicionista que efectivo en los objetivos. De suerte que la acumulación injustificable de basura es un insumo para justificar el operativo mediático y figurero.
Por ejemplo, en Santo Domingo Este hay acumulación de basura y, sin duda, obedece a fallas en la recogida. A esta molesta situación seguirá un operativo para retirar los desperdicios, sin dejar atrás el recurso mediático. Probablemente funcionemos mejor como país cuando abandonemos la vocación por los operativos y nos decidamos a efectuar verdaderas operaciones. La basura se produce a diario y, por lo mismo, la recogida debe ser una operación diaria, no un operativo ocasional.