Síndrome post vacacional

Síndrome post vacacional

Las navidades son unas vacaciones súper especiales para toda la familia, pero substancialmente para nuestros niños, porque están llenas de magia y de ilusión. Es inevitable que en estas fiestas los pequeños dejen sus rutinas a un lado, los horarios de comidas, las horas de acostarse y de levantarse. Pero las vacaciones se terminan y nuestros hijos, al igual que los adultos, tenemos que volver a las actividades diarias. Es completamente normal que les cueste algunos días recobrar el ritmo habitual, pero en poco tiempo recuperarán sus costumbres establecidas.

Todos hemos sufrido alguna vez unos de los síntomas provocados por el llamado síndrome post vacacional. Aunque no es una patología propiamente dicha, contiene un componente de tristeza y angustia similares a una depresión, con la diferencia de que es mucho más leve y que pasa en pocos días. Recientes estudios señalan que el síndrome post vacacional afecta a un tercio de la población y está directamente relacionado con el índice de satisfacción personal que, por ejemplo, cada uno tenemos con el trabajo o con el colegio. Este síndrome hace referencia a un estado de malestar genérico, con síntomas tanto psíquicos como físicos, afectando principalmente a personas jóvenes, menores de 45 años. También estos síntomas pueden aparecer en niños ocasionados por la vuelta al colegio, después de las largas vacaciones.

Este estado de ánimo pasajero hace que nos sintamos desmotivados, ariscos y decaídos y, también puede afectar a los niños, debido a que el paso del ocio y del tiempo libre al ritmo que impone el colegio no siempre resulta satisfactorio.

Es primordial predicar con el ejemplo, aunque te cueste. Nuestros hijos no podrán sentirse motivados con la vuelta al colegio, si tú no te muestras positiva con tu retorno al trabajo. Ayúdales destacando los aspectos más positivos del colegio como el reencuentro con los amigos o la vuelta a las actividades extraescolares que tanto les gustan. Plantéales la vuelta a las clases como un nuevo reto, refuerza lo positivo de aprender cosas nuevas y prueba a incentivarles con algún plan para el siguiente fin de semana: ir al cine, a la bolera, a una piscina, a casa de un amigo a jugar, a montar bicicleta o a tomar un chocolate con churros, seguro que les encantará. Cualquier ilusión cercana en el tiempo les ayudará a que la primera semana de su cuesta de enero personal sea más llevadera.

Como apuntó Viktor Frankl, neurólogo y psiquiatra austriaco, “no podemos evitar muchas cosas que nos pasan, pero sí podemos elegir la actitud que adoptamos ante ellas”. Y ahí está la clave para sacudirse de todo ese desasosiego que aparece en los primeros días de la vuelta al trabajo. Según expertos, por eso es recomendable “planificar la incorporación al trabajo, a ser posible para mitad o final de semana, para que ese comienzo sea progresivo; cumplir de manera estricta el horario laboral y no; programar alguna actividad agradable que nos obligue a salir pronto del trabajo: gimnasio, running, cursos de formación, etc; aprovechar que los días aún son largos y hace buen tiempo para salir con amigos o con la familia; cambiar el pensamiento negativo por otros positivos; dormir bien; y marcarse nuevos objetivos”.

 

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