Sinfónica
Auspicioso inicio de temporada

<P>Sinfónica<BR>Auspicioso inicio de temporada</P>

El ambiente que se respirada en el Teatro Nacional el pasado miércoles era de fiesta, en el    vestíbulo  a manera de bienvenida, se encontraba la Orquesta Dominicana de Vientos integrada   por jóvenes músicos dirigidos por el maestro  José Andrés Vidal Hernández y su música  colmaba el amplio recinto  atrayendo al  público que llegaba y se  congregaba en derredor, para disfrutar del bello momento,  preámbulo auspicio para lo que sería una exquisita noche musical.

Luego, el público se desplaza a la gran platea, y recibe con un fuerte aplauso a José Antonio Molina, director de la Orquesta Sinfónica Nacional, a seguidas se escuchan las notas  del himno nacional, dejando inaugurada la Temporada Sinfónica de este año.

El programa inicia con el Concierto para cello y orquesta Op. 85, de Edward Elgar, teniendo como solista invitado al destacado cellista israelí Amit Peled.

La obra de Elgar  sencillamente deliciosa, transmite diferentes emociones, es una profunda reflexión sobre la dramática e irremediable transformación del mundo, el concierto fue escrito al terminar la primera guerra mundial; durante el desarrollo de la obra se suceden momentos de ímpetu y melancolía, la audiencia va quedando sumergida en una plácida quietud, hermosa forma de disfrutar este bello concierto.

El Adagio moderato,  del primer tiempo lo aborda la orquesta, luego el tema  lo presenta el chelo con matiz piano, se establece entonces la comunicación vital con el público; el final del primer tiempo cierra con un sugestivo pizzicati. El talento de Amit Peled queda evidenciado, y se decanta en el agitado segundo movimiendo.  El adagio expresivo y melodioso del tercer movimiento trae  un cambio de atmósfera. Finalmente se retoma el tema principal de la  introducción. Cada uno de los momentos con sus  diferentes contrastes,  es asumido por el solista con precisión, su entrañable relación con el instrumento permite que brote la música diáfana, noble, sublime. José Antonio Molina logra la interacción perfecta solista-orquesta.  Amit Peled recibe una calurosa ovación, agradece una y otra vez, y complace  con un “encoré” interpretando una hermosa canción judía de Joachim Stutschewsky, compuesta  para festejar el año nuevo judío.

En la segunda parte del programa la reforzada Orquesta Sinfónica, alcanza un nivel excepcional,  al abordar la Sinfonía No.1 en Do menor Op.68 de Johannes Brahms. Decía este compositor que “componer no es difícil, lo complicado es dejar caer bajo la mesa las notas superfluas”. Esta primera sinfonía es un ejemplo de laboriosidad y creatividad, aquí no falta nada, no sobra nada, es una obra pensada, perfectamente estructurada; Brahms el más clásico de los compositores románticos, tardó catorce años en componerla.

La sinfonía en su primer movimiento, Un poco Sostenuto-Allegro- encuentra la génesis temática, con un amplio desarrollo del “Allegro” inicial.

El segundo movimiento  ”Andante sostenuto”, de gran belleza melódica, adopta la forma de lied; en pleno desarrollo se sugiere el ambiente bucólico algo nostálgico. Se destaca el violín concertino –Pavlec Vujcic-, la conclusión es una síntesis prodigiosa de  elementos sonoros.

El tercer movimiento “Un poco allegretto o grazioso”, su tema principal es breve y sencillo expuesto por el clarinete. El cuarto movimiento en forma de sonata, es una coda brillante, cierre de esta grandiosa obra. La orquesta con gran madurez responde a la dirección siempre emotiva de José Antonio Molina. Un buen inicio para la Temporada Sinfónica 2012.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas