POR SEGUNDO ANTONIO VÁSQUEZ
La Zona Colonial posee templos construidos principalmente de piedra. Son estructuras donde las rocas talladas fueron levantadas una encima de la otra, bien incrustadas para que el muro quedara con suficiente solidez.

Como había que unirlas apretadamente, para introducir la última piedra, a ésta se le ponía un pedazo de madera y con un mazo se le daba poco a poco hasta que encajara a presión, y luego se sellaba con una mezcla de arena, cal y agua.  Aunque la forma de construcción siempre fue similar, la decoración de estas edificaciones era algo muy diferente.

Iglesia Regina Angelorum

Una de estas construcciones coloniales es la iglesia Regina Angelorum, residencia de las monjas de la Orden Dominica situada en la calle Padre Billini frente a la José Reyes, que data del año 1537.

Es considerada la mejor edificación construida en piedra, y sus singulares detalles decorativos son reconocidos como exclusivos.

Tiene una particularidad única, que son los elementos mitológicos que le dan un cierto aire misterioso entre los templos católicos, como también una cantidad de detalles artísticos pormenorizados en sus esculturas.

Estos van desde la influencia del estilo gótico flamígero, que se observa en sus ventanas, hasta el plateresco formado con decoraciones armoniosas de una serie de hojas de árboles y flores, que originaron un primer estilo del renacimiento español que vino a la Isla Hispaniola, los cuales se incluían en las obras eclesiásticas de Santo Domingo, a pesar de ser un estilo tardío en el tiempo. Además, la individualiza en el contexto religioso, al tener un mensaje indescifrable de los grandes misticismos simbólicos existentes allí.

Su fachada, totalmente empedrada, tiene dos contrafuertes con una preciosa gárgola curvilínea cada uno. Ostenta la primera cúpula esférica sobre tambor construida en el país. Es de una sola nave, pero no tiene capillas laterales.

Este templo exhibe símbolos únicos. Está dividida en dos cuerpos, el primero de abajo que presenta tres arcos romanos empedrados, dispuestos simétricamente entre poderosos contrafuertes, y  el del medio, que tiene la puerta principal y los de ambos lados que están cerradas con rocas talladas.

En el segundo cuerpo que está arriba, hay dos ventanas, cuyas característica es que las puntas de sus arcos rebajados tienen un corte central. También, en los lados hay dos columnas encuadradas cuyo remate permite apreciar encima el patetismo de las cubiertas de santos, únicos en una decoración arquitectónica de ese ramo. En el medio de la parte superior frontal hay algo original descrito en sus escrituras. Son dos columnas labradas en relieve que sostienen un frente y encima de éstas se ve un medio óvalo, en cuya base se destaca una imagen simbólica de una mujer que sobresale como la parte delantera de un barco, coronada de laurel. Encima tiene un águila con las alas extendidas, en los lados se aprecian raras esculturas deformadas por el tiempo, en lo alto descolla una cruz en medio de dos ángeles, y debajo está el conocido nicho vacío.

En el lado lateral hay seis gruesos contrafuertes, sobresalientes al exterior, que soportan el muro y su alto, pero lo más llamativo es el decorado pétreo que tiene la bella puerta, la cual encima de la parte superior del espacio triangular encierra el busto de un rostro melancólico, el de pequeños caballos marinos alados y el de delfines juguetones.

Es curioso ver sus vertientes que están coronadas por una segunda teoría de seres mitológicos, cuyas columnas arriba tienen unos duendes cazadores de monstruos armados de mazas, que en ambos lados ocupan los ángulos. Todo esto mezclado con un follaje de plantas europeas que en el siglo XIV usaban los templos.

Tiene dentro un coro alto cuyo decorado en madera de caoba tallada es del arte mudéjar, el cual sobresale y descansa encima de un arco escarzano. Además hay tres retablos barrocos donde el frontal especialmente es el que tiene un labrado con bellas columnas enroscadas donde se aprecia su color dorado.