Singularidades

Singularidades

La vida está llena de singularidades. “Particular, distinción o separación de lo común” como lo describe la Real Academia. Hay hombres y mujeres singulares que se apartan de lo común, porque en un sentido u otro se muestran, manifiestan: “raros, extraordinarios o excelentes”. Las huellas de los más singulares han perdurado por siglos.

En las ciencias encontramos las singularidades. Extraordinarias situaciones, fenómenos, que generalmente exigen grandes esfuerzos de brillantes investigadores a los que subyugan y atormentan no sólo por años, sino a veces, toda la vida. En cosmología, por ejemplo, las singularidades son base de explicaciones que recuerdan cuentos de hadas. Son apasionantes, maravillosas. Verbigracia, las diversas soluciones de la teoría general de la relatividad arrojan singularidades, tan excitantes como los hoyos negros.

En las matemáticas conocemos que estamos frente a una singularidad cuando la ecuación se estrella o nos da resultados que no sabemos interpretar o no significan nada racional, por ejemplo: cero o infinito. Qué significa cero, si experimentalmente vemos que el fenómeno existe; o infinito, si de la misma forma, la observación, lo muestra único. Pues, cero o infinito no significan nada. En consecuencia, no sabemos qué hacer con esos resultados. Sin embargo, la misma ecuación, en otro punto o región, arroja valores a los cuales podemos asignar significado. La singularidad matemática “rompe”, “descoyunta” el racionamiento, la ecuación, y nos deja con la duda de si la solución es o no es.

Es una especie de catástrofe frente a la que no podemos hacer nada, el concepto  matemático o la ecuación se queda sin eficacia, sin validez en ese punto o región. Las elecciones presidenciales dominicanas son una singularidad dominicana importante, muchas veces también lo son las primarias. Los resultados no nos dicen si ganó uno u otro, las reglas de juego se rompen y el sistema se descoyunta. Entonces, hay que recurrir a la “experimentación”: si empujamos por aquí o si cedemos por allá. ¡Quien entiende esto sabe lo que son singularidades!

En hidráulica emergen singularidades con frecuencia: sumideros, fuentes, resaltos; son todos fenómenos en los cuales las ecuaciones que rigen esos fenómenos no los pueden explicar, así aquella se queda a oscuras como en las secretarías y ministerios.

Las denominadas singularidades tecnológicas son muy usadas en el cine y en ciencia ficción. Es el caso de “científicos del celuloide” que de alguna manera crean robots más inteligentes que ellos, una firme demostración de son “científicos de celuloide”. Naturalmente, los súper robots, se dan cuenta que sus creadores no les pisan los talones y se revelan contra ellos. El presidente Balaguer usó con maestría y éxito este tipo de singularidad: Designaba a un aberrante en un alto cargo, éste se convencía de que era genialmente popular, se convertía en su contrincante y gastaba su dinero en campañas.

Los ejemplos indican que las singularidades son interesantísimas, representan un reto al avance de las ciencias y dan origen al estudio experimental, a la observación, a la modelación de fenómenos. En muchos casos, son génesis de teorías sumamente interesantes y de elucubraciones geniales, algunas que ya hemos tratado.

Son además, especialmente, cuando se desvían hacia otros campos, motivo de tonterías memorables, dignas de la pluma de Quevedo.

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