CIUDAD DEL VATICANO (AFP).- Celibato sacerdotal, aborto y poligamia en Africa han sido los primeros temas abordados en el Sínodo de obispos que se celebra en el Vaticano en un ambiente de «debate libre», toda una novedad introducida por el papa Benedicto XVI con la que se deleitan los prelados.
En el primer espacio de discusión abierta, el lunes por la noche, después de la tradicional sucesión de intervenciones preparadas de antemano, 25 obispos de distintas partes del planeta intervinieron para analizar cuestiones delicadas y tan variopintas como las anteriores o la belleza del canto gregoriano.
Las sesiones del primer sínodo del pontificado de Benedicto XVI se desarrollan a puerta cerrada, pero media jornada después se emiten notas escritas y comunicados orales en varios idiomas sobre su contenido.
Y en las primeras intervenciones no han faltado los temas espinosos.
El lunes por la noche, un obispo de Benín, Monseñor Paul Kouassivi Vieira, se quejó de las dificultades que se encuentra cuando trata de imponer la obligación de la monogamia a los nuevos conversos que viven sin remordimientos en poligamia.
El patriarca de la Iglesia melkita de Antioquía, Gregorio III Laham, recordó que las Iglesias cristianas orientales admiten el matrimonio de sacerdotes.
Esto pone en entredicho una afirmación incluida en el informe introductorio del Sínodo, en el que se asegura que el celibato sacerdotal responde a motivos teológicos.
Por su parte, el arzobispo estadounidense William Joseph Levada mencionó las «divisiones» surgidas en la Iglesia de su país a raíz de una declaración del episcopado sobre el aborto, considerada por algunos fieles como una injerencia en la vida política.
En plena campaña para las últimas elecciones presidenciales estadounidenses entre el protestante conservador George W. Bush, opuesto al aborto, y el católico John Kerry, partidario de una legislación que lo autoriza, los obispos norteamericanos declararon que era pecado votar por un candidato partidario del aborto.
Monseñor Levada sucedió al cardenal Joseph Ratzinger, convertido en el Sumo Pontífice Benedicto XVI, en la dirección de la todopoderosa Congregación para la doctrina de la fe, encargada de velar por la rectitud teológica de la Iglesia.
El sacerdote jesuita Pierre Gérard, que se ocupa del resumen en francés, afirmó que los obispos también han expresado su deseo de que se vuelva a introducir en las misas el canto gregoriano.
Esta XI asamblea sinodal, instancia consultiva encargada de orientar al Papa sobre un tema de interés para la Iglesia Católica, creada por Pablo VI en 1965 a propuesta del Concilio Vaticano II, comenzó el domingo y concluirá el 23 de octubre tras la adopción de «recomendaciones».
Bajo el lema «La eucaristía, fuente y culminación de la vida y de la misión de la Iglesia», los «padres sinodales» debatirán sobre temas como la liturgia, la pérdida de practicantes, la caída de las vocaciones, las relaciones con las demás confesiones cristianas (ecumenismo), la acogida de los divorciados que se vuelven a casar y, de forma más general, la moral cristiana.