Sinvergüenzas y pelafustanes

Sinvergüenzas y pelafustanes

Un juez de la jurisdicción de tierras que según reportes de la prensa ha estado por años en las listas de aspirantes a llegar a la Suprema Corte de Justicia o al Tribunal Constitucional, en un lamentable artículo publicado recientemente, acaba de ofender a varios antiguos presidentes del tribunal supremo, entre ellos al profesor doctor Manuel Bergés Chupani, a quien calificó como “permisivo” cuando encabezó dignamente la judicatura dominicana.

No hace falta nombrar al atrevido, aunque saber que nació durante la Era de Trujillo y sus padres le pusieron por nombre Rafael Leonidas, da mucho qué pensar…

Al profesor Bergés Chupani lo recuerdan con gratitud y cariño la inmensa mayoría de quienes estudiaron Derecho en la UNPHU durante en los ’70 y ’80, por su chispa y don de gente, aparte del talento jurídico que resaltaba en sus apreciadas cátedras. Nunca nadie oyó ni leyó ninguna opinión suya tan deslucida y cobera como el artículo de marras en el que su autor casi ruega al actual presidente de la Suprema que le lleve a ese tribunal según infructuosamente aspira… 

El profesor Bergés Chupani nació en Sánchez en 1919 y se graduó como abogado en 1942. Fue magistrado en diferentes tribunales, subiendo en todo el escalafón desde Juez de Paz hasta presidente de la Suprema Corte de Justicia. Fue juez de la Suprema Corte de 1959 a 1976, cuando el detractor que le lama “permisivo” no era ni bachiller. De 1982 a 1986 fue presidente de la Suprema. Es autor del “Repertorio Alfabético de la Jurisprudencia Dominicana” y ha escrito para revistas de derecho. Cuando presidió la Corte, fue interinamente Presidente de la República al salir de viaje Salvador Jorge Blanco, pues había fallecido el vicepresidente Manuel Fernández Mármol.

La brillante carrera del profesor Bergés Chupani ha recibido innumerables reconocimientos, entre ellos el muy importante “Premio Fundación Corripio de Ciencias Jurídicas 2009”, conferido a unanimidad por un jurado integrado por los doctores Amadeo Julián, Emmanuel Esquea y Jorge Tena Reyes, “en razón de sus altas virtudes cívicas y humanas, su calidad como persona y profesional, por su vida dedicada al servicio de la sociedad dominicana desde el ejercicio de abogado y sobre todo, su desempeño en la carrera judicial”.

Seguramente en las altas cortes no hay “pelafustanes y sinvergüenzas” como dijera hace poco Hipólito Mejía, ¡pero hay que evitar que lleguen!

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