El objetivo del sionismo está bien claro: “Palestina debe desaparecer”
El pasado mes de mayo el dilecto amigo Nelson Marrero, subdirector del periódico Hoy, había solicitado mi opinión sobre el “Conflicto Israel- Palestina”.
El bombardeo intenso no cesaba. “¿Se llegará a algún acuerdo? ¿Cuáles son las perspectivas? Se preguntaba. Días antes mi prima Consuelo Despradel me había invitado a su programa “La hora de Consuelo” y allí expresé mi sentir. “No se trata de “conflicto”. No hay conflicto alguno. Se trata de guerra de exterminio”.
El movimiento Sionista, creado por Theodor Hertz, considera que el pueblo palestino “debía desaparecer” para que los colonos judíos extraditados puedan regresar y recuperar la Israel, “la tierra prometida”.
Terminada la II Guerra Mundial, la ONU países aliados decidieron ceder a los emigrantes judíos 2/3 partes de los territorios ocupados pacíficamente por el pueblo palestino durante tres siglos siendo los colonos judíos recibidos “con los brazos abiertos, les ofrecían alojamiento y les enseñaban a cultivar la tierra”. (Ilan Pappe, “Los palestinos olvidados”).
En su libro póstumo “Conflicto Árabe–Israelí” el acucioso investigador Rafael Kasse Acta distingue el judaísmo “sustentado sobre firmes bases morales, de justicia y amor”, del sionismo, “una ideología racista, expansionista, totalitaria, que se sustenta en la fuerza agresiva”, tal ha sido la política dominante de fanáticos seguidores: Ben Gurion, Golda Mayer, Yitzhak Shamir, Ariel Sharon (verdugo de Sabra y Chatila) Managhen Beguin, Natanyahu, y su reciente sucesor, Reuven Rivlin quien, llegando al poder, igualmente represivo, irrespetando una vez más el cese de fuego, arremete con nuevos bombardeos destructivos sobre los palestinos, mal viviendo en la Franja de Gaza/Cisjordania, “sin agua, sin alimentos, ni techo” humillados y acosados indefensos, por el ejército israelí, siendo víctima de todo tipo de vejaciones y crueldades que penosamente rememoran los crímenes, el terror y persecución vividos durante el nazismo.
Gandhi, Apóstol de la No Violencia, escribió: ”Yo esperaba que los árabes palestinos hubieran elegido el camino de la No Violencia; pero ellos tienen toda la razón en resistir las agresiones a su patria… De acuerdo con las leyes aceptadas en derecho y la moral no se puede condenar la resistencia árabe palestina”.
La investigadora Elizabeth Nixon revela en su libro “El estado de los niños palestinos durante la rebelión de los territorios ocupados” que merece este comentario: “Los datos ofrecidos por la señora Nixon confirman que la niñez palestina se volvió un objetivo para el ejército de ocupación.”
Pero volvamos al presente, a la posibilidad de un acuerdo de cese al fuego y un Pacto de Paz y Convivencia Pacífica, de justicia y libertad que es y sigue siendo el ideal anhelado por todos los pueblos, cientos de veces violados por el Estado Sionista de Israel, la cuarta potencia militar del mundo, apertrechado con un moderno y poderoso poder ofensivo de armas y bombas de destrucción atómica y un ejército militar represivo, bien entrenado, “que sabe matar.”
El objetivo del sionismo está bien claro: “Palestina debe desaparecer”. ¿Qué esperanza de cambio podría esperarse?