Para el siquiatra José Miguel Gómez es altamente preocupante el incremento de violaciones, incestos y abusos sexuales registrados en el país contra niñas, niños y adolescentes.
El especialista de la conducta considera que las instituciones que trabajan con los derechos de los menores deberían poner en movimiento políticas públicas de prevención “para disminuir esta epidemia de abusos”.
“Los indicadores dicen que en República Dominicana, de cada denuncia de violación, hay de tres a cinco casos que no se denuncia”, precisó.
De acuerdo a su experiencia, esto se debe, en muchos casos por temor o porque el agresor está dentro del vínculo familiar; es el proveedor o tiene alguna influencia de poder hacia la víctima y, entonces, la familia no se atreve a denunciar.
Gómez agregó que el 85 por ciento de los abusos ocurren dentro del vínculo familiar, es decir que el niño conoce o ha tenido algún tipo de vinculación con el agresor sexual.
“En ese orden van desde padrastros, abuelos, tíos, hermanos, primos y vecinos”, precisó.
De acuerdo a lo expresado por el galeno, la gran dificultad es establecer el perfil del agresor sexual.
“Lamentablemente los agresores sexuales se aprovechan de las familias más vulnerables, es decir, es mayor la incidencia en aquellas familias de menor poder adquisitivo, que viven en hacinamiento”, puntualizó.
Otro perfil vulnerable está en familias disfuncionales, donde los niños tienen poca supervisión, de igual forma, en aquellas en las que los jefes de hogar presentan dependencia de sustancias psicoactivas.
Asimismo, otro cuadro sensible es donde hay violencia intrafamiliar o donde algún familiar primario tiene alguna psicopatología, explicó Gómez.
Sobre la incidencia, el siquiatra expresó que las niñas son tres veces más abusadas que los niños.
Al abordar en torno a las lesiones que provoca una violación sexual, el expresidente de la Sociedad de Psiquiatría citó daños emocionales importante, trastornos en el desarrollo armónico, baja autoestima, pobre identidad psicosexual, apego desorganizado, estrés, alteración del sueño y trastornos educativos importantes.
“Si el niño abusado no es atendido a tiempo puede desarrollar trastornos importantes del desarrollo de la conducta, dejando secuela para toda la vida”, precisó.
En ese contexto hizo referencia al estrés postraumático y a la depresión que en el futuro pueden provocar que esos niños sean dependientes de sustancias o convertirse también en agresores sexuales.
“El llamado a la familia es buscar la ayuda para esos niños tan pronto se detecta un caso de violación reciban la atención profesional adecuada”, enfatizó.
Pidió la intervención de todos los actores; familia, escuela, vecinos, instituciones que trabajan con menores para accionar de manera coordinada y enfrentar la situación.
Favoreció la implementación de campañas de sensibilización.
“La República Dominicana está viviendo de espalda a esa realizada”, enfatizó el galeno.
Sanciones
Recientemente, la fiscalía de San Cristóbal logró que fuera condenado a 15 años de prisión un pastor, acusado de seducir y sostener relaciones sexuales con una niña de 14 años con condiciones especiales. Joan Abad Reyes fue encontrado culpable de violar los artículos 330 y 332 de la Ley 136-03 sobre protección al menor. De acuerdo a la acusación, Abad Reyes aprovechaba que la niña iba a limpiar el templo que este dirigía para hacerle sexo. A cambio, le ofrecía refresco, bizcocho y golosinas. El pastor era de confianza, ya que frecuentaba la casa de la abuela de la menor, con quien residía en la comunidad de Jamey.