POR ALTAGRACIA ORTIZ G.
A pesar de que la Secretaría de Salud Pública prepara el expediente para someter a la justicia al doctor José Ramón Báez Acosta, el psiquiatra reiteró ayer que no desistirá de su propósito de curar a pacientes portadores del Sida, sobre todo si son dominicanos y haitianos pobres.
Báez Acosta advirtió que Salud Pública no podrá cerrar su laboratorio y señaló que el fármaco que supuestamente cura el virus del Sida no será comercializado en el país.
El médico lleva un año trabajando con el fármaco y sus pacientes son en su mayoría de Los Alcarrizos y Guaricano, dos sectores que pertenecen a los municipios Santo Domingo Norte y Santo Domingo Oeste.
El doctos Báez Acosta está casado con Ivonne Pérez de Báez una mujer que comparte su investigación y cree que Dios es el que está obrando. Tiene 11 hijos, algunos de ellos todavía adolescentes.
El médico es egresado de la antigua Universidad de Santo Domingo, hizo su especialidad en la universidad Complutense de Madrid y postgrado en la Sorbona de París. Nunca ejerció la medicina en los hospitales del Estado, aunque tiene una larga trayectoria en la psiquiatría.
Parte de su orgullo está en haber sido el primer síndico de la capital y comandante médico de la revolución de abril de 1965.
No le importa lo que haga o diga Salud Pública, el doctor Báez Acosta manifiesta que sólo Dios podrá detener su fármaco, pues lo hizo por un mandato.
En su historial como psiquiatra tiene un aval de 114,000 pacientes. De Inglaterra vienen dos científicos, dos de España y de Estados Unidos. Estoy esperando un avión completo que viene lleno de sidosos, dijo. El término sidoso fue usado por el galeno.
TODO SE CIRCUNSCRIBE A DIOS
Un equipo de prensa de hoy estuvo ayer en la casa del doctor Báez Acosta, un galeno que ha creado un gran revuelo y escepticismo con la información de que encontró la fórmula para curar el Sida.
Rodeado de sus familiares, su esposa e hijos, el doctor Báez Acosta insistió en que no hay nada de científico en su fármaco. Se trata de una fórmula que me fue dictada por Dios mientras dormía, dijo el galeno, quien ya es octagenario.
Habla con precisión, pero no ofrece datos ni detalles del fármaco. Me resistí hacer la formula que me dictó Dios, por eso tuve dos infartos y un accidente cerebrovascular, dijo, mientras conversaba plácidamente en la sala de su residencia.
El laboratorio propiedad del médico no ha sido cerrado, tampoco el de la persona que dio su apoyo para envasar el fármaco.
Los componentes con los cuales está hecho el fármaco no son aportados por el médico, quien insistió que cada inyección la pone en nombre de Dios.
Se considera un cristiano, pero no católico. Prefiere las congregaciones más humildes.
Yo estaba durmiendo cuando Dios me habló, era una voz fuerte que me dijo que anotara la cura del Sida, a nadie se lo he dado, prepáramela y luego llévamela al laboratorio, le habría dicho Dios. La prueba se hizo en dos cerdos y un asno.
Pacientes fueron curados defienden al doctor Báez
Pacientes infectados de Sida que aseguran están curados por el fármaco elaborado por el siquiatra José Ramón Báez Acosta defendieron ayer la labor científica y divina del médico y sostienen que actúa a nombre de Dios.
Los pacientes aseguran que en los laboratorios clínicos de Salud Pública les toman las muestras de sangre, les preguntan si se pusieron la inyección que les da el doctor Báez Acosta, obtienen los resultados, pero no se los entregan, pues sostienen que ya están curados.
En visita a la redacción de HOY, enfermos y pastores de dos iglesias evangélicas testimoniaron el desprendimiento del galeno y la eficacia del fármaco.
Candelario Medina, de Los Alcarrizos, Miguel Angel García de Los Guaricanos y una paciente de Los Alcarrizos que prefirió la no identificación, señalaron que los laboratorios de Salud Pública les hostigan con preguntas relacionada con el médico que consideran un instrumento de Dios.
El pastor Junior Muñoz y Caribel de la Cruz de Muñoz, de la iglesia Pentecostal de Guaricano, visitaron la redacción de HOY, junto a los pacientes y el pastor de la misma iglesia en Los Alcarrizos.
Todos tienen una historia común, estaban por morir, la iglesia pentecostal los llevó al médico, se hicieron la prueba y salieron positivos al virus. Luego optaron por ponerse las nueve inyecciones. Eso fue lo que los curó, dijeron al mostrar que están gordos y que se alimentan bien.
Siempre tenía fiebre y diarrea, pero con esas inyecciones mi vida cambió, sostuvo García.
Los pacientes que habrían sido curados por el fármaco del doctor Báez Acosta tuvieron ayer una reunión en la que decidieron defender al galeno de las acusaciones que se le formulan.
En la casa del doctor, el ambiente era tenso ayer, dos policías permanecían dentro de la vivienda, periodistas buscando informaciones y la hija médico de Báez Acosta reaccionaba incómoda por las informaciones difundidas por los medios de comunicación.
Todos creen que los mayores intereses para impedir que se conozca el fármaco es de gente que está tras el negocio de que los pacientes sigan con Sida.