Sir Francis Drake: ahora la revancha

Sir Francis Drake: ahora la revancha

¿Por qué no explotar turísticamente el nombre de ese inglés, que con licencia para robar, asesinar y aterrorizar a los pueblos indefensos, los sorprendía, atacaba y saqueaba sembrando el terror en todo el Caribe? Si las autoridades encargadas de gestionar la zona amurallada tuvieran más osadía e imaginación, aprovecharían la pasión que desatan las películas sobre piratas y corsarios en el Caribe, para sacar provecho a nuestras tragedias históricas causadas por Drake y Penn y Venables. No hay que ser cinéfilo fino, para observar el éxito de todas las películas que recrean esos actos de vandalismo transformados en hazañas de gentiles aventureros de los mares- y que tienen la innegable capacidad de captar la imaginación de grandes y pequeños, basta con recordar Douglas Fairbanks con su Pirata Negro, Johnny Depp hoy, sin olvidar Errol Flyn y Olivia de Havilland en El Capitán Blood.
Así mismo, basta con ir en las tiendas de disfraces para observar cómo los niños pelean para comprarse un parche negro para el ojo y colocarse una pata de madera, para entender el fervor que despiertan hoy los piratas por la magia de Johnny Depp. Sir Francis Drake es uno de esos más famosos personajes, incluso entronizado por la Corona con un título de nobleza.Teniendo Santo Domingo, historias comunes con Drake y Penn y Venables, teniendo una muralla, un río y un puerto, una fortaleza, varias casas señoriales y, sobre todo, buenos actores, debería ofertar a los turistas, representaciones teatrales de la incursión de esos piratas y corsarios, que como Drake en enero de 1586, en la Villa de Santo Domingo, con más de 1000 hombres, secuestró la ciudad, exigiéndole un rescate de 25.000 ducados y después del pago, la incendió. Los turistas supieran así, que el mar Caribe era un nido de peligrosos aventureros, ya que desde Santo Domingo, Drake salió hacia Cartagena de Indias, en Colombia, donde consiguió 107.000 ducados más. Los turistas tendrían así una cátedra de historia universal, amena, sobre la actividad económica más lucrativa de la época, -la piratería- a la base del desarrollo social, económico y político de las potencias coloniales de la época, sobre los balbuceos de la globalización y las huellas que dejó, como la división en dos naciones de la Hispaniola.
Los turistas supieran que, en 1595, Drake intentó reactivar su carrera, sugiriendo a la Reina una audaz incursión contra los intereses españoles en el Caribe, instalando una base inglesa en Panamá, para desde ahí aterrorizar a los convoyes españoles. Lo intentaría en Cuba, en Panamá y en Puerto Rico, pero fue derrotado. Es fácil imaginar el impacto cultural y sensorial de tal actividad cultural como es el teatro, nos colocaría, sin lugar a dudas, a la altura de La Habana o Cartagena de Indias, que apuestan al teatro y a la animación cultural para el re-conocimiento de su Historia y el valor de su Ciudad.

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