Sisi, un exmilitar autoritario detrás de una sonrisa de presidente civil

Sisi, un exmilitar autoritario detrás de una sonrisa de presidente civil

EL CAIRO. El nuevo presidente de Egipto, el mariscal retirado Abdel Fatah al Sisi, se esfuerza en asentar su imagen de civil afable, aunque mantiene el discurso autoritario del exjefe del ejército que derrocó al presidente islamista Mohamed Mursi.

Sisi cuenta con un verdadero culto a la personalidad en el país árabe más poblado del mundo, que dirige de facto con mano de hierro desde hace un año.

Las elecciones del mes pasado las ganó con un 96,9% de los sufragios después de eliminar cualquier tipo de oposición, ya sea islamista, liberal o laica. Los millones de retratos suyos que adornan las calles han pasado de mostrar al mariscal vestido de uniforme con una severa mirada a representar a un civil sonriente de 59 años vestido con traje.

En las entrevistas televisadas durante la campaña electoral, el nuevo hombre fuerte de Egipto, que se retiró del ejército en marzo para presentarse a los comicios, nunca perdió la sonrisa, en ocasiones forzada, incluso cuando explicó que Egipto no está preparado para «una verdadera democracia» hasta dentro de 20 o 25 años.

Aunque la dura represión de las autoridades egipcias contra los partidarios del presidente derrocado Mursi preocupa a los dirigentes occidentales, la mayoría de egipcios aplauden a su «héroe», comparado en muchos carteles a un león. Esta popularidad la forjó el 3 de julio de 2013, cuando, como jefe del ejército, anunció en televisión la destitución de Mursi, primer presidente elegido democráticamente en Egipto.

Los partidarios de Mursi, en su mayoría miembros del movimiento de los Hermanos Musulmanes, han sido las principales víctimas de la represión del gobierno dirigido de facto por el ejército, que ha dejado 1.400 muertos y 15.000 detenidos.

– «Guerra contra el terrorismo» – La «guerra contra el terrorismo» de los Hermanos Musulmanes se ha convertido en la prioridad de Sisi en detrimento de las libertades.

Tres años después de una revuelta popular por «la justicia social» que terminó con tres décadas de poder autoritario de Hosni Mubarak, Sisi anunció que dará prioridad a la «seguridad nacional» y a la recuperación económica por delante de las libertades.

Los partidarios de Sisi lo comparan a menudo con el carismático líder Gamal Abdel Naser, el presidente egipcio convertido en los años 1950 y 1960 en el referente del panarabismo y de los países no alineados.

El nuevo jefe de Estado egipcio, cuyo entorno lo describe como una persona devota, no duda tampoco en apelar al sentimiento religioso de los egipcios, en su mayoría musulmanes sunitas.

En 2006, Sisi, cuya esposa lleva velo, escribió un trabajo de investigación titulado «La democracia en Oriente Medio», en el que insistía sobre el papel del islam en la legislación.

A mediados de 2011, cuando era jefe de la inteligencia militar, justificó las pruebas de virginidad que el ejército realizó a algunas manifestantes para demostrar que no fueron violadas. Sisi llegó al gobierno de la mano de su predecesor Mohamed Mursi, quien lo nombró jefe del ejército y ministro de Defensa en agosto de 2012.

Su designación alimentó las especulaciones sobre la lealtad de la institución militar a los nuevos dirigentes islamistas, a los que antes era hostil.

Abdel Fatah al Sisi, nacido en El Cairo en 1954 y padre de cuatro hijos, se diplomó en ciencias militares en la Academia Militar egipcia en 1977, antes de estudiar en Reino Unido y Estados Unidos.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas