Los sismos recientes han puesto al país en alerta. Ante un posible gran terremoto, la preocupación de autoridades y expertos es disminuir en lo posible el daño humano por medio del reforzamiento de infraestructuras susceptibles de ser resquebrajadas por las ondas sísmicas. Es una alternativa válida para resguardar vidas, pero hay que considerar factores ajenos a lo estructural que pueden multiplicar la gravedad del drama humano provocado por el sismo.
Al barajar opciones de mitigación poco o nada se ha dicho del ejercicio de la solidaridad humana en medio de una catástrofe. Con frecuencia gente que ha sufrido accidentes de carretera ha visto con pavor que muchos se acercan para saquear los vehículos, en vez de ir a ayudar a los accidentados. ¿Hemos evaluado lo que ocurriría después de un terremoto si esta fuera la solidaridad que recibirían las víctimas?
Leonardo Reyes Madera, Rafael Corominas Pepín, Héctor OReilly y Romeo Llinás, dirigentes de la Sociedad Dominicana de Sismología e Ingeniería Sísmica (Sodisísmica), plantearon éste o otros aspectos del daño humano y estructural de los terremotos, al comparecer como invitados al almuerzo semanal del Grupo de Comunicación Corripio. Ejercer la solidaridad humana en la tragedia tiene que ser trabajado de manera intensiva en un país que puede ser sacudido por un terremoto.
Seguridad social y sector informal
La economía dominicana tiene un sector informal muy grande, en el que está una alta proporción de la fuerza laboral del país. Los trabajadores de esta porción de la economía carecen de protección en salud, por no estar incorporados al Sistema Nacional de Seguridad Social. Se trata de una exclusión que no debe continuar.
La creación de los medios necesarios para afiliar a estos trabajadores a la seguridad social es un reto que tiene en sus manos las autoridades.
Una propuesta que en ese sentido ha formulado la doctora Altagracia Guzmán Marcelino, directora del Seguro Nacional de Salud, ha ido ganando respaldo en la Confederación Nacional de la Pequeñas y Medianas Empresas (Codopyme) y la Federación Nacional de Comerciantes y Empresarios de la República Dominicana (Fenacerd). Es preciso avanzar en esta dirección.