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POR GERMAN MARTE
Tan sólo con haber introducido la licitación pública para la adquisición de los productos con los que abastece las boticas populares y los hospitales públicos, el Programa de Medicamentos Esenciales (PROMESE) logró reducir hasta en un 40% los precios de la medicina que expende.
Asimismo, gracias a la baja en la cotización del dólar obtuvo rebajas entre 20 y 30%.
Así lo reveló ayer la directora del programa, Elena Fernández Núñez, quien explicó que los grandes volúmenes de compra permiten abaratar los costos, al menos en lo concerniente al sector público.
«Lo mejor es licitar públicamente, la competitividad es lo que abarata costos. Definitivamente, estamos convencidos de eso», subrayó la funcionaria al participar en el Almuerzo Semanal de los Medios de Comunicación del Grupo Corripio.
Explicó que ha sido precisamente la licitación lo que le ha permitido optimizar los recursos y que a través de las boticas populares el margen de beneficios repercuta en una mejoría de hasta 30% indirecto a los hospitales y mantener el servicio de nefrología a través de los kits de hemodiálisis y diálisis peritonial en el país.
Actualmente, de acuerdo con Fernández Núñez, el 95% de las compras del Promese se hace a través de licitaciones, «menos del 5% se hace sin este método y sólo cuando se trata de emergencia».
Asimismo, explicó que anteriormente Promese vendía a las farmacias privadas, pero eso fue descontinuado, porque la mística de ese organismo es servir al sector estatal, no al privado.
BOTICAS POLITICAS
La nueva gerencia de Promese eliminó también las llamadas boticas de «autogestión que tenían los políticos y que manejaban a discreción.
Fernández Núñez explicó que tomó esta medida porque Promese no puede entregar a particulares las boticas, pues es preciso que las mismas sean administradas por un personal calificado.
Reveló que un solo senador tenía 17 boticas de «autogestión», o sea boticas que eran manejadas por su gente, independientemente de Promese, que sólo intervenía para abastecerlas.
Además, dijo, había muchas clínicas privadas que compraban en Promese, pero «eso se cerró». También estaban las farmacias que comercializaban medicamentos del programa, pero no vendían a precios económicos.
