Aunque las razones que motivaron la militarización en los alrededores del Congreso Nacional no han cesado, la calma volvió ayer al lugar donde durante 24 días hubo tensiones por las manifestaciones multitudinarias de rechazo a una nueva reforma constitucional que permita la reelección presidencial del actual Mandatario Danilo Medina.
La tropas policiales y militares que de manera intermitente estuvieron apostadas allí previniendo posibles desórdenes, y que en determinados momentos se vieron precisadas a “actuar” para calmar los ánimos entre grupos y legisladores con posiciones contrarias, ayer fueron evacuadas.
Las cárceles móviles, el camión de bomberos, la ambulancia y otros equipos militares fueron removidos del área como si “lo peor” ya hubiera pasado.

Solo las vallas móviles continuaban allí obstruyendo el libre tránsito vehicular por un importante tramo de la avenida Jiménez Moya, y un par de solitarios policías que deambulaban sin horizonte en una esquina.
La amenaza está latente. Los sectores que favorecen la reforma a la Carta Magna han amagado innúmeras veces para introducir el proyecto de ley que convocaría a la Asamblea Nacional; no es de dudar que tras las dos grandes manifestaciones de rechazo, no hayan más obstáculos para someterlo.