Situación calamitosa

Situación calamitosa

En veintitrés hospitales del Instituto Dominicano de Seguros Sociales (IDSS) han sido suspendidos servicios tan importantes como las cirugías, consultas y procedimientos a que son sometidos periódicamente aquellos pacientes con enfermedades crónicas.

La paralización ha sido decidida por el personal médico para demandar el pago un mes de salarios atrasados y que los hospitales sean abastecidos de medicamentos y material gastable.

El IDSS atraviesa una transición difícil, mediante la cual debe traspasar muchas de sus obligaciones al Sistema Nacional de Seguridad Social. Una de esas obligaciones es de corte financiero, pues el Seguro Social tiene que ir abandonando su papel de agente de retención de las cotizaciones de una franja significativa de trabajadores que ahora cotizan a través de las administradoras de fondos de pensión.

Sin embargo, debe procurarse alguna fórmula para lograr que los hospitales del IDSS continúen brindando sus servicios habituales, pues hay que dar respuesta a una demanda de pacientes que no puede ser desatendida. Los efectos de la transición sobre estos hospitales no pueden forzar la suspensión de los servicios por falta de medicamentos, materiales gastables y atrasos en el pago de los sueldos de médicos y paramédicos.

Con un Sistema de Seguridad Social que todavía no arranca y con limitaciones que de tiempo en tiempo se producen en los hospitales de la Secretaría de Salud Pública, no podemos darnos el lujo de que también falle la atención médica en los centros asistenciales del IDSS.

El Gobierno debe procurar la forma de solucionar estas precariedades que están obstaculizando el desenvolvimiento en los hospitales del Seguro Social. Es un problema que hay que encarar y resolver hasta que el Sistema de Seguridad Social pueda empezar a servir como debe ser.

[b]No, definitivamente[/b]

El Ayuntamiento del Distrito Nacional ha estado depositando cientos de toneladas de basura en un vertedero a cielo abierto que ha establecido en el kilómetro 12 de la autopista 30 de Mayo, a menos de 40 metros del mar Caribe y bastante cerca de sectores residenciales.

No sabemos cuáles criterios técnicos, y sobre todo sanitarios, han primado para hacer esta «obra» que ya está generando hedor y justificadas quejas. Se puede anticipar que este vertedero habrá de ser una fuente de abundantes plagas que terminarán por invadir los lugares habitados de las cercanías, y no descartemos que, de vez en cuando, la basura se incendie o sea incendiada, y produzca efectos que no hay que mencionar.

El vertedero fue establecido cerca de donde concluye el elevado que conecta la avenida Luperón con la autopista 30 de Mayo. Fue improvisado allí a pesar de la oposición de residentes y propietarios de negocios de las inmediaciones.

Como cualquier ayuntamiento, el del Distrito Nacional tiene la obligación de disponer de los desperdicios sólidos y trasladarlos a lugares donde no amenacen la salud de la gente. En el caso que nos ocupa parece que se ha hecho todo lo contrario. )Quién sacará la cara por esto?

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