Situación preocupante

Situación preocupante

El Sistema Dominicano de Seguridad Social se ha movido entre éxitos y tropiezos, de vez en cuando surgen motivos para justificada preocupación. Esta vez la perturbación tiene que ver con las dificultades financieras y operativas que atraviesan  el Seguro Nacional de Salud (Senasa) y la ARS Salud Segura, del Instituto Dominicano de Seguros Sociales, que tienen, según un informe de la Superintendencia de Salud, enormes deudas, pérdidas, déficit de capital y otros problemas.

Senasa tiene como afiliados al personal de la administración pública en el régimen contributivo y a un gran segmento de la población en el régimen subsidiado. Salud Segura afilia al personal que estaba amparado por el IDSS. La cobertura de ambas administradoras es por esa razón considerable. Esto da una idea de los trastornos  que pueden ocasionar en la población las dificultades financieras, deudas, pérdidas y descapitalización que las afecta.

El informe de la Superintendencia de Salud deja clara la necesidad de adoptar las medidas pertinentes para que Senasa y Salud Segura recuperen la estabilidad y puedan, por lo menos, lograr operar sin pérdidas. Hay que neutralizar las causas de las pérdidas y la descapitalización, y procurar los medios para amortizar las deudas. Nada debe poner en riesgo la cobertura en salud de los afiliados de estas ARS.

La sorpresa del capitán

A pesar de que los actos de delincuencia se han convertido en parte del diario vivir, todavía hay lugar para la sorpresa. Para afianzar lo dicho, basta con conocer el caso del capitán Modesto Cruz Durán, de la Fuerza Aérea Dominicana, quien fue asaltado por unos individuos cuando se dirigía a supervisar la reparación de un puente en Cajuilito, San Cristóbal. Los asaltantes lo despojaron de su automóvil y 15 mil pesos.

La sorpresa del capitán vino cuando llegó al cuartel policial de San Cristóbal  para denunciar el asalto de que había sido víctima y se encontró con que un teniente  que estaba allí era uno de los asaltantes. Aunque el policía insistió en negar que cometiera el hecho, el oficial lo acusó por ante el fiscal. Toparse cara a cara con uno de los malhechores, ataviado de policía y con rango de teniente, era lo que menos esperaba el capitán.

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