Sixtillizos dan golpe economía de su familia

Sixtillizos dan golpe economía de su familia

POR LEONORA RAMÍREZ S.
El patrimonio de Emilio Figueroa es un carro, una casa cuyo financiamiento todavía se paga, y una pequeña empresa de venta de artículos cosméticos cuyas cuentas están en números rojos porque el embarazo múltiple de su esposa, Máxima Pérez, desarticuló las finanzas y las proyecciones futuras.

La llegada de los sextillos Manuel Emilio, Hugo Nicolás, Emilio José, Paola Esther, Nerey Kiara y Emely Marie, el 26 de diciembre de este año, y todo el delicado proceso de gestación de la madre, quintuplicaron los gastos de esa familia que, aunque por convicción es autosuficiente, ahora requiere de la cooperación de manos amigas para la manutención de seis pequeños que luchan por sobrevivir en la Plaza de la Salud.

Figueroa no sabe cuándo darán de alta a sus niños, pero tiene la esperanza de que cuando estén en condiciones de ser trasladados hacia el residencial El Morro, en Villa Mella, en el municipio Santo Domingo Este, esté listo el anexo que construye para los pequeños y al que le faltan puertas, ventanas, y otros detalles de terminación.

«El problema es que ya no hay dinero para nada», dijo el orondo y preocupado padre que salió de Azua en 1994, huyéndole a la falta de oportunidades que caracteriza a las provincias del Sur. Figueroa estudió tecnología de alimentos en el Politécnico de Azua, y como llegó a Santo Domingo a «romper brazos», a luchar por mejorar su futuro, trabajó en varias empresas relacionadas con el procesamiento de comestibles.

La posibilidad de independizarse llegó de la mano de una empresa alemana que distribuye productos cosméticos en el país, por lo que después de tres años de laborar en la misma creó su propio negocio. «Todo marchaba más o menos bien pero ahora estamos descapitalizados»

LA AYUDA PROMETIDA

«La idea de uno como persona trabajadora que se ha sustentado con su propio esfuerzo es no estar pidiendo, porque se ve un poco mal, pero como nos han nacido seis niños, más una que ya teníamos, no tenemos más remedio», planteó con cierto pudor el joven padre.

Ya algunas entidades le han ofrecido ayuda, como las secretarías de Educación y Salud Pública, y aunque no sabe en que consistirán está agradecido de esas entidades oficiales.

«Hemos gastado hasta lo que no teníamos…yo creo que todo este proceso, antes de que nacieran los niños, gastamos no menos de medio millón de pesos, una cantidad que para una familia pobre como la mía es demasiada».Pero al margen de las aprehensiones por los problemas económicos, Figuereo tenía temor por la salud de su esposa debido a que su embarazo era de muy alto riesgo, mas estaba confiado en la ciencia, en los avances científicos y tecnológicos.

«NUNCA PENSAMOS EN EL ABORTO»

Ante la imposibilidad de tener un segundo hijo, porque Fiordi Maciel es la primogénita, los Figueroa Pérez se sometieron a un proceso de fertilización que culminó con un embarazo de sextillizos. La noticia les cambió la vida, y aunque nunca pensaron en la posibilidad del aborto, consultaron con el médico que los asistía en ese momento, y quien dirigió el proceso de fertilización, sobre la posibilidad de hacer una selección embrionaria. «La realidad fue que nosotros nunca pensamos en un aborto, pero nos dimos cuenta a través de la Internet que hay un procedimiento que se llama selección embrionaria, pero el médico que nos atendía se negó rotundamente a hacerlo porque la Ley no lo autoriza y porque su religión tampoco se lo permitía. «Pero mis hijos y a están ahí, y estamos felices a pesar de las preocupaciones que tenemos por su salud y su manutención».Pérez es parte importante de la empresa familiar, pero no trabaja desde hace cinco por las complicaciones que generaron su embarazo. Ella está fuera de peligro, precisamente ayer le dieron de alta y a partir de ahora, igual que Figueroa, se enfrenta a seis grandes retos.

Esta mujer, ingeniera agrónoma de profesión, es oriunda de Jabonico, una comunidad de Cotuí que hace frontera con Monte Plata, y donde hace diez años se inició la relación de esta pareja que hoy se debate entre la preocupación y la felicidad por el nacimiento de seis niños.

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