Síndrome de diciembre una fuerte depresión sin explicación

<p>Síndrome de diciembre una fuerte depresión sin explicación</p>

Es común escuchar frases del tipo «uff, odio estas fiestas»,  «a mí es que me pone muy triste», «no me gusta porque me recuerdan a los que ya no están», «qué fastidio, tendré que cenar otra vez con mi familia política», «este año no tengo ni un peso para gastar en regalos»…

La lista es interminable, pero todas las expresiones vienen a tener el mismo significado: desánimo, estrés, tristeza, melancolía, malhumor y toda una gama de sentimientos contradictorios que debe disimular ante familiares, amigos y vecinos. De lo contrario, se pueden llegar a apoderar con lindezas del tipo «eres un agobio» o «un amargado». ¡Pero tienes el derecho y la liberta de sentirte como a ti te apetezca!

He aquí algunas situaciones y estados de ánimo que favorecen ese bajón o que las fiestas hacen aflorar con fuerzas, y las conductas más apropiadas para no hundirte más.

Te encuentras triste

Los franceses lo llaman enmui, una especie de oscura y no palpable sensación de vacío y anquilosamiento que no sabemos definir. Lo podemos traducir como una ligerísima depresión; quizás la sobrelleves desde hace bastante tiempo, sin identificarla, porque se trata de un sutil sentimiento que no afecta a tus funciones normales.

Los médicos la atribuyen al estrés, a los cambios hormonales, a una alimentación pobre, a la falta de luz solar o de ejercicio, al abuso de fármacos automedicados, etc.; los sociólogos, a un mundo agresivo, saturado de información mediática, devastado por guerras y hambruna, contaminado, materialista, vertiginoso y competitivo.

¿Qué puedes hacer? 

Tener un propósito te ayudará: algo que puedes planear, desear y llevar a cabo. No tiene por qué ser una meta difícil; los proyectos y la actividad son la mejor terapia. Tu baja moral puede significar algo profundo o, simplemente, te indica una necesidad no resulta: un abrazo, una reconciliación o más vitamina C, por ejemplo.

No te preocupes tanto con los síntomas que te atenazan y trata de ser creativo en las soluciones: organiza estas fiestas a tu gusto y no cumplas las imposiciones, aunque provengan de familiares.

Has perdido a un ser querido

Un motivo de gran tristeza habitual durante el periodo navideño es haber perdido recientemente a un ser querido; o incluso, aunque la pérdida del familiar o persona allegada se haya producido hace mucho tiempo, en estas fechas se le recuerda de manera especial, y no son pocas las personas para las que las Navidades suponen un desagradable momento festivo, pues recuerdan, de manera inevitable, lo vivido otros años cuando ese ser querido sí estaba presente.

¿Qué puedes hacer?

Exprese sus sentimientos de dolor, y si necesita ayuda profesional, búsquela (no está loco porque precises un tiempo los servicios de algún tipo de psicoterapeuta). Rodéate solamente de amigos sensibles, solidarios y optimistas, y matizadas la música que te gustaba en tu adolescencia…)

Extrae el resentimiento, la rabia que no has expresado y el dolor: son ¡toxinas! Sácalas de tu interior, transfórmalas en una pintura, un poema, una canción, destroza la almohada, llora, canta (aunque en ese momento estés triste), camina, observa a los niños que juegan en un parque… en definitiva, lo que te resulte más placentero y accesible.

Estás sin un peso

Estar sin dinero es algo imperdonable en una sociedad capitalista en la que vivimos en la actualidad. Sí, la gente te evita o incluso te mira con desconfianza, los amigos y conocidos se votatilizan, tu situación de precariedad laboral comienza a hundirte sin que casi te des cuenta: dejas de vestirte bien, dejas de perfumarte, dejas de visitar los sitios públicos donde te pueden reconocer…tú mismo te vas haciendo un ser invisible.

¿Qué puedes hacer?

Reúne tu capital de confianza en ti mismo para hacerte con un trabajo- cualquier trabajo -. O para cambiar a otro mejor, y empezar a ganar dinero. Aléjate de la cama y del televisor, preste atención a tu aspecto y recuerda que eres una persona competente que tiene derecho a un empleo remunerado y digno.

Sientes que has malgastado el año que termina

Dicen los estúpidos que los sueños son para la juventud. Mira, si quieres ir a Roma y unirte a los mochileros comiendo pizza y aprender italiano… ¡hágalo! cualquier sueño que tengas desde tu infancia debes hacerlo realidad. No seas tú quien te pongas trabas.

¿Qué puedes hacer?

Hazte una taza de café y escribe una lista con tus cinco sueños más deseados; ahora mira la lista. Al menos uno de tus deseos no debe costarte nada (decirle a alguien que le quieres, sonreír a tu vecino), al menos otro comportará algún riesgo; alguno quizá cueste un dineral o quiera de mucho esfuerzo. ¿Por qué no empiezas con los que cuestan menos? y te pones a la labor de conseguir el resto. El sueño cumplido para estas fiestas podría ser pasarlas sin ninguna exigencia, lo mejor que puedas según tus posibilidades económicas y afectivas.

Has sufrido un fracaso

Los grandes reveses duelen. A veces, los fracasos convergen todos juntos; ocurre con el amor, con la profesión, con las metas económicas… y le ocurren a todo el mundo, más tarde o más temprano.

¿Qué puedes hacer?

El novelista Fitzgerald Scott empapelaba las paredes de su habitación con escritos que los editores le rechazaban. No temas al ridículo por intentarlo, no una, sino un montón de veces; al final, lo acabarás consiguiendo.

Recuérdalo: eres libre

No has nacido bajo una estrella funesta. Aunque se presenten situaciones desventuradas una tras otra, ni siquiera entonces te consideres desgraciado porque una vida triste y deprimida, jamás saldrás del estado mental que te impide abandona esa temporal tristeza. Y no confundas a ésta con la depresión, a pesar de que el lenguaje de la calle equipara los términos.

La tristeza es un sentimiento natural que se produce por motivos pasajeros. La depresión es una enfermedad que requiere tratamiento psicológico y psiquiátrico.

Es importante ser siempre flexible; no es fácil, pero sí posible cuando te conviertes en una persona capaz de aceptar y de sentirte agradecida por todo lo que eres y posee en riqueza interior, más importante que lo material.

Procure – como propósito para estas fiestas –  ser libre en todo; no te dejes atar por nadie, vívelas como desees, sin preocuparte por el que dirán.

Nada vale tanto como seguir tu propio camino, el que has elegido y determinado. ¿Es esto una institución al individualismo y al aislamiento? De ninguna manera, pero cierto disfrute de su soledad, lo cual le permitirá después compartir momentos de alegría y comunicación con los otros. Fuente: Prevenir

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