Sobeida

Sobeida

Comparto las propuestas del famoso jurista don Marino Vinicio (Vincho) Castillo Rodríguez. Tal vez necesitamos una instancia particular para conocer de las imputaciones por la comisión de crímenes de narcotráfico. Previas tareas preceden el establecimiento de esos tribunales. La esencial, el fortalecimiento del ánimo de jueces y fiscales involucrados en el conocimiento de acusaciones contra tratantes de drogas prohibidas. La sociedad tiene que reconocer que la lucha contra esos negociantes cambia las vidas de los que escriben dictámenes y pronuncian sentencias condenatorias.

No todo el mundo tiene la tranquilidad y el valor de un Juan Severino. De vida austera, sin otras aspiraciones que aquellas muy altas y nobles que las de cumplir un deber cívico, Severino falló contra todo narcotraficante. Y contra otras formas de corrupción en la sociedad como la estafa al tesoro público, tan difundida por estos días. En estos tiempos de mercedes y temores, Severino habría sido la figura perfecta para cumplir una obra de saneamiento social como la reclamada por Vincho. Pero Severino murió y, por cierto, su responsable paso por el sistema judicial se echó en el olvido.

En buena medida, ese olvido como ejemplo de la ingratitud social, cala en el ánimo de los jueces que lo han sucedido en el foro tribunalicio. Porque además, quien hurga en el recuerdo de esa existencia, sabe que murió pobre, asido a magra pensión del Estado. Porque conviene decirlo además, el Estado Dominicano ni agradece favores ni guarda rencores. De ahí la versatilidad del servicio público para acoger figuras que deben una vida regalada al tesoro nacional y para olvidar a quienes guardaron decoro y honestidad en el manejo de ese tesoro.

Conviene detallar las políticas públicas en relación con los estupefacientes. Dirá quien lea estas líneas: “¡esas políticas están trazadas!”.

Y les diré que la serena, altiva y bonita mujer que ha respondido al nombre de Sobeida Félix Morel prueba o la ineficacia o la inexistencia de esas políticas. Nadie imputado al nivel de responsabilidad que pesa en contra de Sobeida es beneficiario de medidas liberadoras sin que una estricta, permanente y activa vigilancia siga su sombra. La elaboración de expedientes mediante los cuales se somete a los imputados de estos y otros crímenes –y delitos- debe ser obra de artífices del Derecho. Leo en oportunidades que un juez dispuso una libertad y el sobreseimiento de un caso, por puros tecnicismos.

El código procesal penal al que aún llamamos nuevo, anuló medidas draconianas del abrogado código de procedimiento criminal. La introducción de figuras jurídicas ajenas a la tradición del ejercicio penal del Derecho abrió fisuras muy criticadas.

De ahí la pertinencia de una reflexiva preparación de un expediente de sometimiento a los fines de evitar que un tecnicismo legal obligue a sobreseimientos lamentables.

Antes de transitar hacia unos tribunales especiales, por consiguiente, pensemos en todo lo anotado.  

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