Soberanía, cobardía y vergüenza ajena

Soberanía, cobardía y vergüenza ajena

Anécdota popular: La secretaria de un prestigioso médico llamó la atención a un viejito campesino que escupió en el piso del consultorio; menospreciando la advertencia, el anciano repitió la acción y la secretaria, indignada, interrumpió la consulta del galeno para enterarle de la actitud del viejo y con rapidez, coraje y determinación, el profesional salió de su oficina y vio que se trataba de “don fulano” su mejor cliente y dueño del edificio donde estaba instalado su consultorio y respirando hondo, abrazando al “don”, le dijo a su secretaria “no te preocupes, que don fulano puede escupir aquí donde él quiera”.

El presidente Danilo Medina está en la situación del médico respecto a los haitianos que han inmigrado sin control y peligrosamente hacia nuestro país. Está sentado en el Palacio Nacional gracias al respaldo del mandatario anterior, que cogió prestadas cifras récord de dólares, para mantener una aparente prosperidad visible en los números del Banco Central, invisible en la población, sin poder actuar enérgicamente frente a las humillaciones y manipulaciones diplomáticas de las autoridades haitianas unidas a la presión de sectores nacionales “humanitarios” que se niegan a reconocer cómo se deteriora nuestra soberanía con el problema migratorio de nuestros vecinos.

Los gobiernos que antecedieron al de Danilo Medina hipotecaron al país con una deuda externa monstruosa y los acreedores directos o indirectos son precisamente los países que tienen a Haití como favorito frente a los “despiadados dominicanos que les irrespetan sus derechos humanos” y cargando con la “vergüenza ajena” de vende-patria anteriores, tiene que actuar como cobarde para no disgustar a los viejitos extranjeros que podrían escupir en el Palacio Nacional.

 

Publicaciones Relacionadas

Más leídas