Soborno en la frontera

Soborno en la frontera

La frontera es uno de los puntos más sensibles de nuestra soberanía. Incomparablemente sensible en todo el contexto americano. Separa dos culturas y dos estatus socio económicos con diferencias abismales, que no se dan entre otros pueblos limítrofes del hemisferio. El flujo migratorio de gente desesperada que busca mejorar su existencia se ampara en códigos muy particulares y sin duda el fin justifica los medios. El soborno y la extorsión no pueden ser ajenos a esta rutina.

Por esas particularidades y por la detección reciente de al menos un caso en que un militar aceptó soborno de viajeros indocumentados, es oportuno el llamado del  jefe  del Ejército, mayor general  Carlos A. Rivera Portes, a los soldados que tienen la misión de mantener los controles de paso en la frontera. La necesidad de resistir  la tentación del soborno y evitar que éste sea la llave que abra las puertas del país está impuesta por una cuestión de soberanía, de seguridad nacional.

Conviene que, además de arengas periódicas, en la frontera funcione la inspección efectiva, que permita detectar contubernio entre autoridades civiles y militares dominicanas con las mafias dedicadas a la trata de indocumentados. Así como ha sido sellada la frontera para evitar el ingreso del cólera, hay que sellarla para disminuir la inmigración furtiva.

 

Jugarretas del subconsciente

Hay etapas  en que  el subconsciente hace jugarretas que ponen a flor de piel arranques de intolerancia. Cuando alguna causa social es vista con ojeriza por un Gobierno, pero esa causa gana adeptos, no es raro que alguien pierda los estribos y ponga en entredicho el respeto a derechos individuales. La avasalladora  demanda de un 4% del PIB para la educación  ha puesto a gente del Gobierno a merced de esas travesuras del subconsciente.

Hace poco un oficial de Palacio trató de conminar al ingeniero Hamlet Hermann a quitar de la pared de su casa un letrero que aludía el 4%. Ayer una oficial de la seguridad presidencial  impidió momentáneamente que la periodista Esperanza Ceballos, de CDN, pudiera ingresar a la sede de la Suprema Corte de Justicia, a propósito del Día del Poder Judicial, porque exhibía en su cartera un botón y una etiqueta alusivos a la campaña del 4%. Son casos de  intolerancia fruto de  travesuras del subconsciente.

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