Sobre actuación de la OEA

Sobre actuación de la OEA

Mueve a serias suspicacias, la sobre reacción del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), en el incidente parroquial de un pleito entre nacionales de los dos países de la isla, que resultó con la muerte de un haitiano.

La OEA condenó de manera exagerada ese incidente, que es común en las comunidades nacionales en donde conviven, casi en hacinamiento, los ciudadanos de ambos países. Cotidianamente  hay toda clase de incidentes, pero que nunca antes el organismo hemisférico había actuado con tanta presteza y apuntando sus cañones hacia el supuesto abuso dominicano en contra  de  su vecino occidental.

Algo están maniobrando las grandes potencias en contra del país. Fue  muy exagerada la amonestación de la OEA para un simple incidente  fronterizo, por lo cual afloran los planes de las potencias del hemisferio, persistiendo en sus planes de unificación isleña para supuestamente evitar en el futuro un estallido previsible  a largo plazo a medida que aumente la población de la isla, que ya supera los 20 millones de habitantes.

La secretaría general de la OEA es una de las cabezas visibles de un plan de amedrentamiento, que procura presentar a Dominicana como los agresores en contra de los haitianos. Se busca que algún incidente adquiera ribetes de genocidio para hacer un escándalo  y arrinconar a  la débil diplomacia dominicana.

La cancillería dominicana reaccionó rápidamente a esa denuncia de Insulza, el de la OEA, y el nuevo plan iniciado se esfumó como arte de magia de los medios de comunicación. Es evidente  que algo se está cocinando. Estamos en los prolegómenos de una campaña cuya cabeza visible, por el momento, es una activa dirigente haitiana, que apoyada  por importantes sectores norteamericanos, es la fiera voz de denuncias,  atacando al país en todos los escenarios, recibiendo una cobertura  muy amplia, que ni siquiera la logran personajes más importantes de la isla.

El país debe estar alerta para que no lo cojan asando batata. La reacción de la OEA no fue fortuita, sino que obedece a lo que ya han programado Estados Unidos y sus amigos para controlar a dos países antillanos, que en el desorden  de sus estructuras  gubernamentales  dominadas por la corrupción,  obligan a esos estrategas  norteamericanos pensar que no hay un futuro institucional y pacífico para los dos países.

Los dominicanos no estamos pensando seriamente en esa amenaza de que nos quieren precipitar a una fusión, ya que la chercha política actual arropa cualquier otra acción de salvaguarda de la soberanía nacional. Además, ya sabemos que la clase política gobernante, o aspirante a serlo, tiene como objetivo  miras más altas de aumentar sus niveles de riquezas a expensas del disfrute del poder  y se ocupan de evitar ser desplazados del poder por otra jauría política, que no oculta sus garras a la hora de aprovecharse  de los mecanismos estatales.

En consecuencia algún sector gubernamental debería  estar analizando esa acusación de la OEA y no dejarlo pasar como un simple yerro diplomático sino que obedece a un martilleo constante y persistente desde varios frentes de denuncias que esos estrategas extranjeros estarían pensando que ahora es un momento propicio ya que el dominicano está más interesado en su precipitada campaña política para ver quién es que va a disfrutar  de las generosas ubres públicas del Estado.

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