Sobre diagénesis y cuevas

Sobre diagénesis y cuevas

POR  DOMINGO ABRÉU COLLADO
La diagénesis es el conjunto de cambios químicos, físicos y biológicos que se operan en un sedimento después de su depositación inicial y antes de que se inicie su metamorfosis hacia un elemento (roca) más estable como resultado del paso del tiempo.

Probablemente sea la caliza –la roca donde se abren la mayoría y más grandes cuevas en el mundo– el resultado de los procesos diagenéticos más comunes y frecuentes. Pero no obstante esa frecuencia y “cotidianidad”, resultan procesos de gran interés para comprender otros quizás más complejos que se dan a otros niveles del grande e ineluctable proceso de formación del planeta.

En nuestro caso, para la espeleología en la República Dominicana, los procesos diagenéticos relacionados con las cuevas han tenido mayor presencia en las zonas donde las formaciones coralinas han sido determinantes para la formación de calizas. Esto no quiere decir que hayan ocurrido solamente en las zonas costeras, sino también en zonas interiores, de las que el mejor ejemplo pudiera ser la zona del Lago Enriquillo, donde las formaciones coralinas dieron origen a rocas muy particulares, precisamente, debido a la particularidad de los procesos diagenéticos que en éstas se desarrollaron.

Por lo regular, los primeros cambios diagenéticos ocurren en la superficie que van formando los sedimentos. Son normalmente cambios de procedencia biológica –diagénesis biológica– producidos por la presencia de diferentes tipos de organismos: bacterias, algas, hongos, etc.

Aún después de formada la roca, y hasta después de formadas las cuevas, esos procesos pueden continuar, aunque con menores efectos, como ocurre con la presencia de líquenes en algunas zonas de las cuevas que reciben luz solar en sus entradas o a través de claraboyas.

Pero quizás sea el proceso diagenético químico el que más interesa a la hora de hablar sobre cuevas, dado que es la química la gran interventora de las calizas –sean éstas arrecifales (por acumulación de corales) o fundamentalmente sedimentarias (por deposición lenta de carbonato de calcio)–.

La diagénesis biológica es a menudo resultante de la actividad bacteriana. La bacteria produce la energía que necesita mediante la oxidación de la materia orgánica, extrayendo de ésta el oxígeno, ambos como resultado de la acción sobre los poros desde donde reducen realmente iones y moléculas.

A la diagénesis biológica y química sigue un proceso de diagénesis física, donde el agua desempeña un papel fundamental como ente de acarreo, de arrastre, a la que seguirá otro proceso relativamente inverso, de la reorganización y compactación de estructuras primarias, por un lado, y secundarias por otro, como son las concreciones que llenan algunos espacios en las cavernas, “diseñando” bajo tierra los más asombrosos laberintos.

La diagénesis recompositiva subterránea trabaja con los sedimentos que quedan expuestos a condiciones de mayor temperatura y presión. Eso favorece en gran medida la solución intergranular y recristalización junto con la formación de nuevos minerales, con estabilización del terreno, que es considerablemente diferente de aquel que una diagénesis de origen primaria.

A esa formación de nuevos minerales, resultante de la modificación de otros durante la diagénesis, es lo que se conoce como neomorfismo. Uno de estos minerales resultantes es, por ejemplo, el travertino, resultante de una recomposición de la calcita debido a la diagénesis físico-química.

Viendo las cuevas desde la óptica diagenética, tenemos en su interior todo un gigantesco laboratorio donde la diagénesis se muestra en sus diferentes aspectos, cada cual más atractivo para los estudiosos de los más secretos e íntimos cambios en el interior del planeta.

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