Sobre el concepto de soberanía (6)

Sobre el concepto de soberanía  (6)

La política es el arte de establecer, cultivar y conservar entre los hombres las condiciones necesarias, esenciales y homogéneas de la vida social…

Así pues, la consociación propuesta de la política es aquella con la cual por pacto expreso o tácito, los simbióticos se obligan entre sí a comunicación mutua de aquello que es necesario y útil para uso y consorcio de la vida social… J. Altusio.

Seguimos en este viaje por el maravilloso mundo del pensamiento. Es posible que los lectores que cada sábado buscan leer a Mu-Kien, la mujer que siente, no estén muy contestas con esta ruta que he tomado. Como me dijo una señora hace unos días: «Lo primero que hago los sábados por las mañanas es buscar tu artículo. Me encanta como escribes tus reflexiones sobre la vida cotidiana. Pero cuando comienzas a escribir de temas teóricos. Los veo y me digo: «muy interesante. Lo leeré luego.» Me encantó su sinceridad. No es la primera vez que escucho ese tipo de opiniones. Pero yo soy las dos cosas. Y la escritura me ayuda a satisfacer necesidades tanto de mi alma como de mi razón. Hoy, y todos estos últimos sábados ha sido la búsqueda del conocimiento mi motivación para escribir estos Encuentros, que hace tiempo dejaron de ser míos para convertirse en nuestros.

No olviden, no olvidemos, que desde noviembre estoy intentando entender, desde la perspectiva histórica, asumiendo el concepto de historicidad de Pierre Vilar, cómo surgió y ha evolucionado a través del tiempo el concepto de soberanía. Seguimos hablando del pensador, político y filósofo alemán Juan Altusio. Recordemos que su obra esencial y fundamental, tal y como señalamos en el artículo anterior se llamaba: «La política: metódicamente concebida e ilustrada con ejemplos sagrados y profanos».

¿Cuáles son las ideas principales defendidas por Altusio? Como era de esperarse, aún cuando el pensador alemán se inscribe en el marco de los pensadores modernos, no defendió nunca el Estado laico, todo lo contrario, era un defensor apasionado y agresivo sobre la necesidad de la confesionalidad del Estado. Altusio partía en su obra del concepto de política, una actividad que definía como el verdadero arte para establecer, cultivar y conservar las buenas relaciones entre los seres humanos que componen esa sociedad. Interesante es que esta definición se parece mucho a la que utilizamos los hombres y mujeres del siglo XXI. ¡Increíble e impresionante!

Pensé que Altusio nos hablaría del Contrato Social, como lo hicieron siglos después Hobbes, Locke o Rousseau. El alemán hablaba de la «consociación», que en lo fundamental podríamos decir que podría interpretarse como una especie de contrato, pero para Atusio, la «consociación» es el acuerdo tácito y simbólico de la comunicación mutua entre todas las personas que componen esa comunidad.

Altusio considera que la ciencia política es esencialmente simbiótica, que implica el modo único y posible de subsistir que tienen los seres humanos para autopreservarse. En este caso, la subsistencia consiste necesariamente en la asociación natural de las personas o simbiontes a fin de crear una comunidad vital.

Defendía el hecho de que el ser humano para poder sobrevivir necesita vivir con el otro, por lo tanto, no concibe la soledad como una alternativa, pues estaba convencido que nadie puede bastarse a sí mismo. En las propias palabras del autor:

Así pues, en el tiempo en que vive privadamente para sí -se refiere al individuo aislado- y no se mezcla en la sociedad humana, de ningún modo puede vivir bien o con comodidad, al verse en tanta carencia de lo necesario y de lo útil. Al mostrársele remedio y auxilio en la vida simbiótica, a esta se dirige para abrazarla, si desea vivir con comodidad y bien, es más, si quiere simplemente vivir, y se ve como impelido, y en ella es invitado al ejercicio activo de la virtud, que no puede existir más que en esta simbiosis…[1]

Altusio concebía a la sociedad no como la suma mecánica de personas, sino una entidad jurídica, moral y política. Con esta postura se define y opone al nominalismo, y como se verá siglos después, al concepto de libertad individual como principio que siempre ha defendido el liberalismo que significó la culminación de todos estos movimientos políticos auspiciados por las nuevas fuerzas sociales lideradas por la burguesía.

Y volviendo a Altusio, concebía a la sociedad como una verdadera comunidad simbiótica que debe garantizar la calidad de vida en grupo. El pensador alemán derivaba de la palabra «comunidad» el concepto de «comunión» o «ius communicationis», que tenía varias acepciones:
. Communicatio rerum (comunicación de bienes), que consistía en la repartición equitativa de los bienes del Estado, y que implicaba que los simbióticos responsables debían entregar al pueblo las cosas útiles y necesarias para la vida social, a fin de que fuera de común provecho de cada uno.
· Communicatio opererum (comunicación de obras), que se refiere a los oficios que debían ser distribuidos entre los miembros de la comunidad, de acuerdo a sus talentos, a fin de crear los bienes y servicios necesarios.
. Communicatio juris (Comunicación del derecho), que se ocupa de que se dicten leyes sanas y justas para permitir la vida en común. Afirmaba que la ley debía especificar claramente que en toda comunidad simbiótica hay gente que gobierna, otra que acata y otra que sirve.
El Estado era concebido por Altusio como la consociación simbiótica universal, conformado por varias provincias que se unían en un pacto tácito para conformar una sociedad, era el «Corpus Symbioticum» o la «comunidad de Simbiontes». Para Altusio, lo importante, es decir, el sujeto del Estado, era la comunidad y no sus gobernantes. Esto significa que la singularidad y eficiencia que podría tener el Estado, en el marco de la concepción «altusiana» era que se regía por un pacto constitutivo que tenía como finalidad fundamental el bienestar material y espiritual de sus integrantes. Esto significa, que en la concepción del gran Altusio el único soberano era el pueblo. En sus palabras:
“El pueblo es soberano y puede hacer de su soberanía un administrador, curador o tutor que le represente en sus negocios».[2]
Interesantísimo, ¿verdad? Nótese, a diferencia de los autores anteriores, que Altusio planteaba la soberanía en el pueblo, no en la ley. La legislación era solo un instrumento necesario para la convivencia social. Seguimos en la próxima. ¿Les pareció interesante? A mí sí. Yo he aprendido muchísimo.

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