Sobre el FMI y la reforma fiscal

Sobre el FMI y la reforma fiscal

El actual anteproyecto de reforma fiscal preparado entre los representantes técnicos del PLD y los del Gobierno, representa un  serio esfuerzo para en muy corto plazo buscar la forma de cerrar la brecha del déficit fiscal de cerca de 7 % del PIB, creado por los excesos de gastos del Gobierno y para cumplir con los requisitos mininos para restablecer el Acuerdo de Stand-by con el FMI.

Es, por lo tanto y lamentablemente, una nueva reforma creada por no cumplir lo pactado y dirigida a equilibrar las finanzas públicas, por lo que necesariamente es de tipo tributaria y parcial, hija de la crisis fiscal existente y de la absoluta necesidad de cumplir con el FMI. Es un pieza que producirá bastante controversias, pues no cabe duda, que por su propia naturaleza y por tener como objetivo cerrar a corto plazo la brecha deficitaria, es obviamente fiscalista y con tantos aumentos de impuestos para recaudar alrededor de RD$ 22,000 millones al año, se recarga a los consumidores y a los empresarios productivos. La reforma afectará la competitividad.

Creo que los comisionados hicieron lo que tenían o podían hacer dentro de la muy limitada capacidad de negociación que existe, debido primero a que estamos en una transición política, entre un Gobierno saliente con escasa confianza ante el FMI y otro entrante, que todavía no puede tomar medidas de recortes de gastos, achicar y fusionar algunas agencias del Estado y reorientar y hacer más eficiente tanto las recaudaciones impositivas, como mejorar la calidad y racionalidad del gasto público. Esto, sin duda, es un caso muy particular. La segunda limitante, la más importante, es la necesidad imperativa que tiene el país de restablecer el Acuerdo con el FMI, que después de ser dos veces violado y el país sin ninguna credibilidad interna ni externa, han exigido una reforma fiscal más dura que produzca RD$ 22,000 millones, como paso previo a cualquier otras negociaciones de fondo más amplias y como requisito para que el Banco Mundial, el BID, gobiernos amigos, el Club de París y otros organismos internacionales, desembolsen los préstamos aprobados, concedan otros créditos blandos y reestructuren algunos viejos.

Se puede y se debe disentir con algunos de los aumentos de impuestos establecidos y con la falta de una reforma integral, pero la verdad es que no hubo tiempo para hacerla y le faltó una visión económica, empresarial y macroeconómica. Esto es culpa del Gobierno por excederse en sus gastos y forzar a un  sobre ajuste impositivo y es culpa del FMI por exigir que se equilibre el presupuesto en solo año — algo que no le exigen a Alemania, Francia, Estados Unidos y Japón y que el presiente Toledo de Perú ha solicitado al mismo FMI que se le permitan equilibrar el Presupuesto en tres años. A nosotros por una equivocada y corta visión, el FMI nos exige cubrir con más impuestos la brecha fiscal, sin desear comprender y admitir, que tantos impuestos agudizarán la recesión, aumentarán la inflación, y es solo un parche de corto plazo, que no resuelve el problema del servicio de la deuda externa, el déficit cuasi fiscal del Banco Central (que es un real cáncer monetario), ni el grave problema financiero de sector eléctrico. El FMI vuelve a ser miope y con recetas únicas y parciales. Pero esto es lo que tenemos por delante por haber incumplido dos veces con el FMI y por las funestas políticas económicas internas. El populismo y el exceso de demanda inducida concluyó en este desastre. Por supuesto, hay que añadir la hipoteca nacional que ha significado la caída de tres bancos privados y la forma de salvamento de uno de ellos. Eso, sin duda, ha sido muy grave y fatal.

Personalmente, recomiendo cambiar algunos de los impuestos y buscar otras fuentes de recursos. No es bueno gravar el ahorro a la banca e intermediarias nacionales ni a las operaciones bursátiles, aunque si me parece correcto gravar a los inversionistas de Certificados del Banco Central, con tasas del 45 % al 60 %, ya que es una tasa elevadísima y pagar un 16 %, no es tan lesivo para ese grupo. Pero el ahorro bancario y a las operaciones de mercado de valores no se le debe gravar en estos momentos que hay que fortalecerlos y protegerlos. Me parece adecuado gravar a la propiedad y al que tiene dinero y patrimonio. Es justo y se aplica en todo el mundo. Los aumentos de los impuestos selectivos al consumo son elevados y pudieran bajar. Hay que sacar el artículo que elimina el secreto bancario para las transferencias, primero porque no procede y segundo es de nula aplicación práctica en nuestro mercado cambiario. El art. 9 debe ser modificado para que incentive las fusiones corporativas, tengan o no tengan pérdidas. Eso es lo que hicieron todos los países europeos y Estados Unidos, para prepararse para la globalización. Me hubiera gustado la eliminación del anticipo de 1.5 % considerado como renta mínima, pero con el hoyo fiscal heredado, no dejaron espacio para quitarlo, pero por lo menos es por un año más solamente. Recomiendo introducir una Amnistía Fiscal general, no solo para los fondos expatriados, que en realidad no se pueden identificar en la práctica como tales. Se necesita que entren todos los ingresos divisas o pesos legales. Algunos productos de la base gravable del ITBIS se pueden sacar de las exenciones, ahí hay por donde cortar. Las exenciones son muy amplias, que no protegen a los pobres.

Lo que ha faltado es mayor flexibilidad del FMI y que hubiera permitido que la brecha fiscal se redujera a cero en dos años y medio hasta finales del 2006, así el aterrizaje tributario fuera más suave, menos fiscalista y más pro desarrollo. Eso se puede remediar en el futuro cercano con el FMI con la presentación de un nuevo plan económico y de reformas coherentes y modernas. La meta en el anteproyecto debió ser de aumentar los ingresos de RD$ 15,000 millones por el momento y provocar ahorros de gastos de RD$ 10,000 millones o más, que se puede y debe. Eso había que concensuarlo con el FMI para empezar y así lograr poder restablecer con la reforma fiscal aprobada el Acuerdo de Stand-by. Debería introducirse un artículo que obligue al Gobierno a que en un período de dos años y medio, logre un Presupuesto equilibrado y que de ahí en adelante sea una meta fiscal nacional. Una obligación de cero déficit fiscal en el futuro, como hizo España y Clinton en los Estados Unidos. Ese debe ser un compromiso de Estado a largo plazo.

Sin embargo, me temo que hay que pensar y yo me siento partidario de solicitar al FMI un Acuerdo de Facilidad Ampliada, en unión del Gobierno y el Tesoro norteamericano, para resolver los cuatro problemas de fondo que tiene el país; la deuda interna del déficit cuasi fiscal, el servicio de la deuda externa, el problema financiero del sector eléctrico y estabilizar las finanzas públicas mediante una verdadera reforma fiscal integral. Recomiendo comenzar a estudiar esta estrategia porque las necesidades del año que viene desbordan las posibilidades del Stand-by, que ya por el deterioro económico se ha quedado desfasado. En el Club de París será mejor buscar con el Acuerdo de Facilidad Ampliada un respiro y reestructuración de tres años, porque tenemos que recuperar el desarrollo interno como prioridad económica y social. El FMI debe comprender que más impuestos solamente nos conducirá a mayor recesión y desempleo. Necesitamos tiempo y apoyo verdadero.

Por último, es legítimo en la democracia que las fuerzas vivas traten de negociar aspectos técnicos y tasas de impuestos, pero hay que pensar en algo superior, que es la necesidad urgente de aprobar la reforma fiscal, con cualquier cambio de detalles y tributos, pero que genere los recursos para cerrar la brecha fiscal que exige el FMI, aunque no estemos de acuerdo con esa meta tan limitada y de corto plazo que ellos exigen. En eso estamos atrapados, por el gran déficit fiscal heredado. En los próximos meses con otro Acuerdo más amplio, se podrá corregir esta limitante y distorsión, pero ahora hay que cumplir y generar confianza en la comunidad internacional, para luego renegociar con credibilidad. Por último, la loca idea de aprobar un aumento general de salarios de 30% es lo más irresponsable y demagógico y populista que se puede ver. Tuvieron dos años para realizarlo y apenas subieron un 9 % en 24 meses y ahora a un mes de cambio de Gobierno graciosamente lo desean hacer para hundir más el país, al aumentar el déficit presupuestario, provocar más inflación y devaluación, y en pocos meses perjudicar mucho más a la clase salarial y pobre. Eso es un espejismo económico y pura politiquería. Ojalá los líderes sindicales y los congresistas piensen bien en no caer en este delicado error. Una empresa o Estado quebrado, que apenas puede pagar los intereses de la deuda interna y externa y a sus suplidores, no tiene el dinero para pagar un aumento general salarial del 30 %. Esa compensación social tan necesaria y justa vendrá por vía de la estabilidad, la reducción de la inflación, la mejoría de servicios públicos, en lo que se recuperan los sectores productivos y la economía vuelve a crecer y a crear empleos.

Por el momento, hagamos los cambios que se consideren indispensables, pero hay que recaudar los fondos para cerrar la brecha, para crear la confianza que permita restablecer el Acuerdo con el FMI. Los empresarios, la sociedad civil y los políticos deberán ver la visión de conjunto y comprender en el atolladero en que se deja al país. Se puede modificar áreas del actual anteproyecto, pero hay que aprobarlo de alguna forma,  para después con credibilidad y autoridad buscar un Acuerdo de Facilidad Ampliada y mayor cooperación y recursos frescos internacionales. Para esto debemos conversar al más alto nivel con el gobierno de los Estados Unidos y buscar su apoyo ante el FMI, igual que con la Unión Europea. Pero nuestro principal socio comercial y por realidad geopolítica y económica es con los Estados Unidos que debemos llegar a ciertos acuerdos más amplios y profundos. Ellos pueden cooperar más y creo que están en ese ánimo. Esta reforma tributaria, la veo como una primera fase, para luego con sanas políticas económicas y credibilidad internacional buscar soluciones de largo plazo y sostenibles en el tiempo, que verdaderamente ayuden a paliar la difícil situación del pueblo dominicano.

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